Frida miró a Evana con rabia, pensó que esa mujer sería muy fácil de vencer y alejarla, pero se encontró con la horma de sus zapatos.
—Bien, será como quieras, pero no te olvides que yo tengo al primogénito de Marcus, y qué, eventualmente tendrá que estar por siempre a mi lado —aseveró la mujer
Evana rodó los ojos, sintió que podía perder la cordura ante esa mujer, pero miró a Marcus llegar, quien se acercaba muy lento, tuvo un mejor plan que perder la paciencia con esa mujer, decidió que Marcus se diera cuenta de que clase de mujer era ella.
—¿Por qué me dices eso, Frida? Date cuenta de que Marcus y yo tenemos una historia por encima de ti, tú así lo decidiste, dejaste a un gran hombre, ahora él me ama a mí, el pequeño niño siempre tendrá el amor de su padre, y también mi amor.
—¡No necesita tu amor, tú serás nada en la vida de mi hijo! No dejaré que te acerques a él.
—¡Soy parte de esta familia, Frida! No lo podrás evitar.
—Ya verás que sí —sentenció la mujer
—¡Frida! Deja en paz a mi mujer, te prohíbo que la ofendas, mi hijo recibirá el apellido Ford, tendrá todo lo que merece, pero tú no tendrás nada de mí, si quieres que tengamos una buena relación por mí encantado, pero si quieres llevarlo mal, entonces tendrás lo peor de mí.
Frida le miró con rabia.
—¿Eso es una amenaza? —exclamó
—¡Tómalo como quieras! —sentenció Marcus
Frida se fue de ahí con rapidez.
Marcus abrazó a Evana
—Supongo que vino a decirte todo.
Ella asintió, quería sentirse feliz, pero las lágrimas fluían por su rostro.
—Soy feliz por ti, de verdad.
Marcus acunó su rostro, la miró.
—No cambia nada, Evana, entre tú y yo, te amo, cada día te amo más, tú eres la mujer de mi vida, es la verdad.
Evana sonrió, él besó sus labios.
Frida estaba en la biblioteca con Fátima.
Ella sonrió tan feliz.
—¡Tengo un nuevo nieto! Un nieto de mi amado Marcus. ¡Es mi sueño hecho realidad! Frida, querida, te has ganado todo mi cariño.
—¿Y de qué me sirve? Marcus me ha echado de su lado, ha puesto a Evana delante de mí, a pesar de que yo soy la madre de su primogénito, para él parece que no significa nada, parece que el bebé no le importa.
—No digas tonterías, espera a que el Marcus conozca al pequeño David, lo amará con locura, y no dudará en dejar a Evana por estar con su hijo y darle su familia.
—Eso espero, no volví para que Marcus me hiciera a un lado de su vida, Fátima, y si sigue así soy capaz de irme de su lado, pasa que nunca vea a mi hijo.
—Tonta, no seas tonta, no te das cuenta de que tu hijo es ahora el heredero a la fortuna Ford.
Los ojos de Frida se abrieron con ambición.
Por la noche.
Fátima preparo una cena, Sabrina y Jonathan llegaron ahí, tomaron asiento.
Cuando Evana vio a Frida llegar con el bebé y la niñera sintió como si le hubiesen dado una patada en el hígado.
Marcus sintió incomodidad, pero tuvo que levantarse para ver a su hijo, sonrió y lo cargó, intentó sentirse de esa manera en que creyó que un padre debía sentir amor y ternura por su bebé, sin embargo, no logró sentirse así.
«Tal vez apenas lo conozco, pero pronto surgirá mi amor paternal», pensó, le dio un beso en la frente y envió al niño con la niñera.
—Andrés, ¿Cuándo pondrás en tu testamento que la herencia quedará para mi nietecito David?
Andrés la miró incrédulo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Soy la esposa del tío de mi ex