Soy la esposa del tío de mi ex romance Capítulo 8

Marcus y Evana caminaron al lado de la familia, había un rastro de incomodidad en el aire que ambos respiraban.

Despidieron a los invitados. Y luego a los nuevos esposos.

—Hijo, cuídate mucho, te veré mañana en el club.

—¿No irás de luna de miel, querido sobrino?

Álvaro clavó la mirada en su tío con desprecio.

—No iré, estaré aquí el lunes para la elección de presidente, ¿Acaso creíste que aprovecharías mi ausencia?

Marcus se echó a reír con burla.

—¡Oh, mi querido niño! De todas maneras, ¿Crees que tienes una oportunidad?

Álvaro había bebido suficiente, cuando se acercó a su tío.

—Sigue así, la caída será enorme, querido tío —dijo a su oído—. Ya que te gusta tanto comer de mis sobras, espero que disfrutes a mi exmujer, pero no debes olvidar cuando esté en tu cama, que primero fue mía.

Marcus volvió a reír, habló en el mismo tono de voz, casi secreto para los demás.

—¡Oh, mi niño, no te angusties por mí! Evana es demasiada mujer para ti, te quedó muy grande, por eso elegiste a Nicol, la mujer de los mil hombres, ¿No la llamaste así en la navidad pasada? Te falta tanto por aprender, Evana ya te olvidó, ya supo lo que es amar a un verdadero hombre, nunca volvería con la basura que eres tú.

Álvaro lo miró con rabia, la sangre le hervía de celos, pero sintió la mano de su madre.

—Vamos, hijo, ya deben ir a su noche de bodas.

Salió de casa.

Marcus tomó la mano de Evana, miró a sus padres.

—Nosotros también nos vamos.

—¿Irse? Es muy tarde, hijo, has bebido, quédate, por favor.

—No, madre, traigo a mi chofer, no habrá problema.

—Mañana habrá un almuerzo en el club hípico, hijo, quiero que… quiero que estén ahí —dijo Fátima y su propia voz le resultó frustrante—. Haremos un brindis de despedida para tu padre, con los ejecutivos de la empresa, luego será la cacería típica de la familia Ford.

—Claro que estaré ahí, junto a mi querida esposa.

Fátima alzó la barbilla, su hijo le dio un beso, y sonrió, él era su pequeño hijo querido, era débil ante él.

—Señora Fátima, aunque me hubiese gustado que las circunstancias fueran amenas, me agradó conocerla —dijo Evana.

Fátima tuvo que morder sus palabras, sonrió, y asintió.

Marcus se despidió de su padre, y él le dio la mano a Evana.

—Los veo mañana, quiero decirles que, aunque sea increíble, estoy feliz de que estén casados, te veo satisfecho, Marcus, y esa era mi prioridad.

Marcus sonrió, sintió que ganaba de nuevo la confianza de su padre.

Evana y él tomaron sus manos, salieron de ahí, a ojo del mundo entero eran una pareja poderosa.

Llegaron al pent-house, era de madrugada.

Ella miró alrededor.

—¿Viviré aquí o debería irme? —exclamó dudosa

Marcus caminó a la barra de licores, bebió un trago.

—Eres mi esposa para el mundo entero, ¿No sería ilógico que mi esposa estuviera lejos de mí?

Ella estaba nerviosa.

Capítulo 8: En medio de la noche 1

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