Emma estaba tumbada en el lecho, con la cara muy pálida, y se veía muy lamentable.
Al ver a Caleb, se apresuró a apartar la vista y miró hacia fuera por la ventana, dando la espalda a este.
—¿Por qué me salvaste? ¿Por qué no me dejaste morir así? —Emma preguntó en una voz angustiada.
Caleb le dijo:
—Emma, no digas esas tonterías. No te va a pasar nada.
—Ya no me queda otro remedio. ¿Para qué uno sigue viviendo si ya ha perdido todas la esperanzas? —Emma dijo en voz baja mientras sollozaba— Caleb, solo quería estar a tu lado, pero no esperaba que Alina me echara al abismo de desesperación.
Emma había pensado que Alina no sería tan agresiva para forzarla a este punto.
Pero la gente se cambia. Tras los dolores e injusticias, crecen, maduran y se vuelven más fuertes.
Alina ya no era la chica excesivamente ingenua de tres años atrás. Los sufrimientos que Caleb le había dado la transformó en una mujer más sentada y madura.
—¡Ella quiere que yo muera! —Emma dijo con expresión angustiada al hombre y echó a llorar, derribada.
Mirando la cara lamentable de esta, Caleb frunció el ceño y por sus ojos se pasaron algunas emociones ininteligibles.
«Alina, Chester, ¡¿tienen que ser tan crueles para acabar con Emma?! ¡Adúlteros, váyanse a la mierda y no acosen más a Emma!»
Con esto en la mente, Caleb mostró una expresión severa, irradiando una aura gélida que daba miedo. Mientras tanto, Emma lloraba a moco tendido a un lado.
Para ser honesta, al ver lo decidida y firme que era Alina para recuperar lo que le perteneciera, Emma realmente sentía miedo.
***
En el camino de vuelta a Villa Werland, Caleb preguntó a Tomas:
—¿Por qué Chester todavía no se va de Ingford?
—Chester se muestra muy duro y parece que va a quedarse en Ingford de todos modos —replicó Tomas con aprensión.
En realidad, Tomas había hecho todo lo que pudo para obligar a Chester a abandonar Ingford, pero no funcionó.
Caleb se llenó de ira al instante al oír esto, y pensó que el tal Chester y Alina realmente eran un par de adúlteros sinvergüenzas.
«Ahora en Ingford corren tantos rumores escandalosos. ¿Acaso ellos no saben nada de eso? ¡No, lo saben todo! Pero desarrollan una relación cada día más cercana a propósito para enfadarme.»
***
Esa noche Emma no durmió bien en la sala del hospital, temiendo que Alina realmente lo quitaría todo de ella.
Kara vino a la sala a visitar a Emma.
Era la primera vez que Emma se encontraba con Kara desde que se mudó a Villa Werland.
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