Kevin Kyle ignoró a Karen, por lo que ella se sintió un poco incómoda. Se quedó quieta y no supo si debía entrar o retroceder.
Después de un largo rato, Kevin Kyle alzó su cabeza con miradas frías e indiferentes. "¿Por qué vienes?"
Kevin Kyle no quería obligar a Karen a hacer lo que a ella no le gustaba y tomaba una ducha con agua fría para calmarse. Debido a esa ducha fría, cogió fiebre y entró en coma. Pero, esa mujer todavía tenía ganas de ir a trabajar e le ignoraba a él. Qué mujer despiadada.
Según la expresión y la actitud de Kevin Kyle, Karen Daly pensaba que él no le daba la bienvenida. Se sintió incómoda, frunció los labios y dijo:¨Amelia me pidió que fuera a verte.¨
Vaya, ella venía al hospital por la petición de Amelia. Si él no hubiera pedido que Amelia Grey la hicera una llamada, ¿no vendría?
Kevin Kyle frunció el ceño y hablaba con un tono más frío y tranquilo. "Bueno, ya me has visto y ahora puedes volver al trabajo"
"Ah, vale." Karen Daly reprimió la tristeza en su corazón, asintió con una sonrisa, se dio la vuelta y se fue.
¡Esa mujer realmente se iría!
Kevin Kyle miró la espalda de Karen con miradas furiosas. El periódico que tenía en la mano derecha estaba arrugado.
Cuando Karen llegaba a la puerta de la habitación, Karen Daly se detuvo de repente y respiró profundamente, se dio la vuelta y le fulminó. "¡Kevin Kyle, eres un cabrón!"
Toda esa mañana, ella estaba preocupada por él. Finalmente ella lo vio, pero él le pidió que se fuera.
El solía decir que era su marido. ¡Vaya marida! No dejaba que su mujer fuera a verle cuando él se ponía enfermo.
Cuanto más pensaba Karen Daly en ello, más molesta se sentía. Cuanto más pensaba en ello, más se enojaba. Dos gotas de lágrimas cristalinas cayeron incontrolablemente de las comisuras de sus ojos.
Levantó la mano y se secó con fuerza. Se mordió el labio y dijo: "Kevin, vete al infierno. No tiene nada que ver conmigo las cosas tuyas. Solo finge que nunca te conocí".
Karen Daly se puso enojada de repente, lo cual sorprendió a Kevin Kyle. Mientras él estaba estupefacto, vio las lágrimas de Karen Daly.
El corazón de Kevin Kyle se contrajo sin motivo. El dolor se extendió por su corazón. Nunca antes había experimentado ese tipo de sentimiento.
Todavía recordaba que cuando ella provocó a Charlie y la encerraron en la comisaría, ni siquiera derramó una lágrima. Pero ahora...
"Ven aquí." La voz de Kevin Kyle se volvió mucho más suave inconscientemente, e incluso la saludó con la mano.
"Me pides que me vaya y ahora que venga a tu lado. ¿Qué queires que haga?" Karen también era terca. Claro que no obedecería las órdenes de Kevin.
Kevin Kyle arqueó las cejas. "¿No vienes?"
Karen Daly ignoró las palabras de Kevin y se frotó los ojos con fuerza. Se arrepentía mucho de haber llorar frente a ese hombre. ¿Desde cuándo le gustó tanto llorar?
"Entonces me voy a tu lado." Kevin Kyle fingió sacar la aguja que tenía en la mano.
"¿Qué estás haciendo? ¿No te importa nada la salud?" Karen Daly se sorprendió y se apresuró a detenerlo.
"Si yo muero, quedarás viuda", Kevin Kyle dijo seriamente, pero luego se echó a reír.
"Tú ..." Karen Daly no sabía que ese hombre también podía contar chistes, pero de manera seria.
Kevin Kyle levantó la mano y tocó el rostro de Karen. Su pulgar áspero secó suavemente las lágrimas de sus ojos. "Dime, ¿por qué lloras?"
Karen Daly se mordió el labio y dijo con fiereza: "Me temo que si mueres, quedaré viuda".
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