A Alexánder le pareció extraño ver que Daniel viniera caminando por su cuenta, así que preguntó:
—¿Dónde está Elizabeth?
-Ella ya se fue a casa -Daniel respondió con una sonrisa.
Alexánder ya estaba bien enterado de los tontos juegos maliciosos que él hacía.
—¡Dime la verdad!
A Daniel no le quedó más opción que hablar con honestidad al fracasar en engañar a su hermano mayor.
-Ella fue al baño de mujeres.
-La esperaremos aquí.
Daniel se subió al auto con una cara de molestia; sin embargo, aún no había señal de Elizabeth, incluso después de haber jugado unas cuantas rondas en su juego de celular. Debido a eso, Daniel se quejó en silencio:
—¿Qué le estará tomando tanto tiempo?
Mientras tanto, Alexánder notó que el cielo empezaba a oscurecerse y eso le empezó a preocupar.
-¿Tú tienes su número de celular?
—No, yo supuse que una pueblerina tan pobre como ella no podría costear un teléfono. ¿Por qué no le preguntas a alguien más?
Al decirle eso, Alexánder llamó a cada uno de sus hermanos, pero ni uno tenía idea de cómo contactarla. Por esa razón, mantuvo una postura calmada e hizo todo lo que pudo para encontrar a Elizabeth; por lo general, una persona que lleva poco de haber llegado del campo jamás merodearía de manera descuidada en la ciudad.
«Ella no debe de estar en peligro, ¿o sí?»
Una sensación de incomodidad empezó a surgir de su pecho y comenzó a preocuparse por el bien de esa peculiar y joven mujer proveniente del campo.
«Si algo en verdad le pasó...»
—¿No te había dicho que le echaras un ojo en la escuela?
Daniel fue tomado por sorpresa por el repentino regaño de su hermano; Alexánder era, por lo general, una persona con un temperamento manejable, pero daba al parecer que estaba muy molesto en aquel día en particular. Daniel sintió que su hermano lo trató de manera injusta por la manera que él reaccionó.
-Yo no la podía seguir hasta adentro del baño de mujeres, yo...
Fue en ese momento que Alexánder se percató que habló con demasiada agresividad, luego dijo con más calma:
—Ya puse a trabajar a algunas personas para que la encuentren, esperemos que ella simplemente se haya perdido en su camino.
Elizabeth sintió que todo se oscurecía de repente y, cuando finalmente recobró la conciencia, ella estaba en algún lugar demasiado oscuro para ver. Sus manos habían sido atadas y sus ojos estaban cubiertos; también había algo en su boca que no le permitía hablar.
Ella se encontraba en una habitación grande y el lugar a su alrededor tenía un olor seco y sin vida. Estaba muy segura que se encontraba en algún sitio abandonado, el cual nadie había pisado en mucho tiempo. A pesar de eso, ella logró mantenerse tranquila bastante rápido y, para su suerte, su celular seguía con ella; es probable que ellos no esperaran que ella tuviera uno, para empezar.
Elizabeth estaba en el proceso de procesar lo que estaba ocurriendo cuando una bofetada aterrizó en su mejilla.
—¿Qué te hace pensar que eres lo suficientemente buena para el joven amo de la familia Galicia?
Elizabeth fue tomada por sorpresa por esa bofetada. Ella no tenía tiempo para pensar mientras que su mejilla ardía con un dolor punzante; en ese momento, su principal prioridad era poder escapar. Elizabeth fingió estar atemorizada mientras que trataba de alcanzar el celular que estaba en su ropa sin que ellos se dieran cuenta.
—¿Quiénes son usted? ¿Qué van a hacer conmigo?
—¿Qué te imaginas? ¡Te vamos a arrebatar la vida! —Nicole apachurró la barbilla de Elizabeth con su mano con mucha fuerza mientras que ella se burlaba de manera insultante.
El hombre a su lado fue tomado por sorpresa.
-Disculpa, ¿qué cosa? Oiga, matar no era parte del plan cuando ella me pidió ayuda.
-Es solo una broma. Lo único que necesitamos hacer es darle una lección sobre qué debería y qué no debería hacer -Nicole se dio de manera escalofriante.
«¿Quién es "ella"?»
En el proceso que Elizabeth analizaba lo que escuchó, Nicole le dio una patada. Ella tomó esa oportunidad para colapsar su cuerpo contra el suelo y, con un poco de agilidad, presionar el botón en su celular y así lograr mandar una señal de auxilio con éxito.
«Bah, ¿estás bromeando? ¡Veamos quién ríe al último!»

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