¿Regalo?
Micaela se acordó de que cuando se despidió de Carlos esta mañana, él le dijo que le llevaría un regalo. En ese momento, a ella parecía que se había olvidado de algo. Hasta ahora, ¡se dio cuenta de que todavía le quedaba un regalo por abrir!
Fue regalado por Katarina cuando firmó el contrato en Brillantella.
—Perdón, Katarina. Lo he olvidado. Cuando regresé a casa, lo puse…
Se dirigió al casillero de zapatos.
Ese día fue a la compañía de Carlos más tarde. Recordó que estaba con el regalo cuando volvió. Y luego…
Cuando se cambiaba de zapatos, ¡lo puso en el casillero de zapatos!
Últimamente no usaba otros zapatos, por eso, ¡tampoco abrió la puerta del armario de zapatos y se olvidó del regalo completamente!
Después de abrir la puerta del armario de zapatos, encontró que el regalo estaba ahí…
—Micaela, ¡menos mal que no te regalé comida! Si fuera así, ¡se habría podrido todo! Si alguien me envía un regalo, me sentiré muy curiosa y querré abrirlo inmediatamente. ¿Cómo puedes dejarlo así sin recordar en varios días? ¿O es que no lo tomas en serio el regalo que te di?
—No, no me malentiendas. ¡No es así! —Micaela se precipitó a explicar—, Visitaste a Carlos a propósito ese día, ¿no? Como ese día yo estaba con él todo el día, pensé que no se podía abrir el regalo ante él ni pude encontrar la oportunidad de abrirlo. Más tarde, lo olvidé por muchas casas ocurridas…
—Jaja... —se oyó la risa astuta de Katarina— Me estás mostrando vuestro cariño otra vez. Estáis viviendo juntos unos días, ¿no? Pero, por lo visto, nos entendemos. Eso es, no se puede abrir el regalo delante de tu amor. ¡Pues hazlo ahora! ¡Vas a agradecerme!
—Bueno...
—Llámame después de verlo. Hasta luego —Katarina colgó la llamada.
Micaela quiso abrir el regalo. Pero al pensar en la videollamada interrumpida con Carlos, se apresuró a llamarlo.
La línea estaba ocupada.
Sin pensar más, ella llevó el regalo y subió arriba.
Pasando por la habitación de Alba, pensó que le podría mostrar el regalo, aunque a Carlos no.
Oyó que ella estaba hablando cuando iba a llamar a su puerta.
—¡No voy decir nada!
Micaela se alejó precipitadamente porque no estaba bien escucharla hablando por teléfono en secreto.
Pero todavía le quedaba curiosidad.
Alba hablaba en un tono un poco riguroso. ¿Quién le pediría decir lo no quería contar ella?
Tras cerrar la puerta, Micaela se sentó en el tocador sin pensar más. Se sintió un poco excitada mirando la caja. A todas las chicas les gustaba abrir regalos, sobre todo, ¡un regalo tan delicado!
¿Qué había dentro?
Katarina le había dicho que la agradecería…
Realmente Micaela no pudo adivinar qué estaba dentro…
Después de desatar la cinta púrpura y abrir la tapa, ¡encontró un camisón burdeos!
Con tirantes finos y cierre de cintura calado, el camisón llegaba hasta la pierna. Estaba hecho de toda seda y se tocaba muy suave. ¡Sería muy caro!
Micaela se avergonzó. Este camisón era demasiado atractivo…
Se puso de pie frente al espejo a ver si le quedaba bien. Se sintió nerviosa, aunque estaba sola en la habitación...
«Quieres seducirme.»
Se le ocurrió la voz de Carlos de la videollamada…
¿Katarina quería que ella lo sedujera con este camisón?
Pero Katarina no sabría que ella y Carlos todavía no habían hecho el amor…
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