Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1745

Dayton tenía una cara de pocos amigos en su rostro mientras observaba la isla con una mirada sombría. Apretó los labios. No tenía intención de decir nada.

No quería abandonar la isla. Yvonne y sus hombres fueron los que lo sacaron a la fuerza.

"Hubiera preferido quedarme en la isla", dijo Dayton después de un rato.

Yvonne lo miró sorprendida. Después de unos segundos, estalló en una risa burlona. "Te gustaría que ella te hubiera matado en ese bombardeo, ¿verdad? Sería mejor que morir después de pasar por todo el tormento de tu enfermedad, ¿verdad?".

Tras un silencio momentáneo, él dijo: "Se lo debo a ella".

De todos modos, no podría vivir mucho tiempo. Debería cumplir los deseos de Quincy y dejar que ella acabara con su vida personalmente.

No tendría ningún remordimiento si moría por su mano.

Yvonne no pudo evitar abofetearse a sí misma. Luego se reprendió a sí misma en voz alta: "¿Por qué soy tan entrometida? ¿Por qué me empeño en salvarte cuando tienes tantas ganas de morir? ¡Soy una tonta!".

Realmente se arrepentía de sus decisiones. Debería haberse ido en lugar de aceptar a un paciente que no quería sobrevivir.

Si lo mataban a bombazos, nadie pensaría que sus habilidades médicas eran deficientes.

"¿Qué quieres hacer ahora? ¿Debo enviarte de vuelta a la isla?", preguntó Yvonne con un tono ligeramente enfadado.

Dayton seguía mirando la isla. Quincy lo odiaba de verdad hasta la médula. Esa mujer incluso trató de bombardearlo para matarlo.

Parecía que la rivalidad entre ambos no podría resolverse en esta vida.

Su pecho palpitaba de dolor mientras un líquido espeso y sangriento subía por su garganta. No pudo evitar escupir una bocanada de sangre. Después de eso, se desmayó.

"¡Dayton Night!". Yvonne miró al hombre que se había desplomado en el suelo tras escupir sangre. Suspiró y dijo: "Parece que debería haber dejado que murieras en esa explosión".

Quincy ya se había arreglado antes de volver a casa. No quería que los niños se dieran cuenta de que algo andaba mal.

Pequeña Pastelito corrió inmediatamente a abrazarla al notar que había vuelto. "¡Mami, por fin has vuelto! ¡Pensé que no soportarías volver a casa después de irte de vacaciones con aquel tío malo!".

Quincy abrió los brazos de par en par para abrazarla. Apoyó la barbilla en el pequeño hombro de su hija y dijo: "¿Qué tonterías dices? ¿Cómo no iba a volver? Además, ¡no me he ido de vacaciones!".

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