Tener hijo con mi mejor amigo romance Capítulo 26

Punto de vista de Kelly

La dolorosa traición de Pierce me enfureció, así que tiré mi teléfono al suelo y corrí a la cocina. Vi a Klay sentado en una silla mientras una criada le servía el desayuno. Los ignoré y fui a buscar algo en la alacena.

Necesitaba adormecerme, pues el dolor era tan duro que no podía soportarlo. Necesitaba al menos olvidar lo que vi ahogándome en algo.

Finalmente encontré alcohol. Lo abrí rápidamente pero de repente Klay me arrebató la botella y la reemplazó con un vaso de leche.

Lo miré enojado. —¡Devuélveme eso!

—No —dijo con la mandíbula apretada.

—¡Devuélveme eso, Klay! —exigí.

—¿Estás tratando de matar al bebé que llevas dentro? —cuestionó él.

Eso me hizo quedarme quieta. Un instante después, lo miré fijamente y comencé a sollozar. Me dolía mucho el corazón. Habia esperado a que me visitara en el hospital, pensaba en contactarlo para que no se preocupara por mí, pero me equivoqué en todo.

Ni siquiera estaba preocupado por mí. Simplemente se acostó con su mujer mientras yo pensaba en él. Pierce había cambiado. Y mucho.

—Kelly…

En es instante, rompí a llorar y casi caigo de rodillas. Por suerte, Klay me agarró por la cintura y sostuvo mi peso. Luego me rodeó con sus brazos mientras yo lloraba impotente en su pecho. No podía detener las lágrimas ni reprimir mis sollozos. Sentía mi corazón muy pesado y no sabía qué hacer para aliviar el dolor.

Todo lo que pude hacer fue apretar mis puños temblorosos y golpear el pecho de Klay. Él no se movió ni un centímetro aunque yo seguía golpeándolo. Simplemente se paró frente a mí, aceptando mis golpes como si quisiera que liberara todo mi dolor y frustración.

No pasó mucho tiempo hasta que me cansé de lanzar golpes. En ese momento, apoyé mi cuerpo exhausto contra su pecho y él sostuvo mi peso en silencio, agarrándome por la cintura.

—Yo me encargaré de todo, Kelly. Te prometo que no dejaré que nadie te lastime de nuevo —aseguró.

Ese dolor insoportable y esa traición me obligaron a hacer algo que sabía que no podría deshacer. Envié una carta de renuncia a la empresa de Pierce y acepté hacer las cosas según los términos de Klay. Ya había aceptado el destino al que había llegado mi relación con Pierce. Había luchado duro, pero la batalla había terminado.

Desde hacía dos meses viajaba por Europa con Klay. Él se ocupaba de los negocios de mi padre mientras yo dedicaba mi tiempo a diferentes cosas para mantener mi mente ocupada. Ya no quería pensar en Pierce y nuestro pasado. Quería vivir mi vida sin él a mi lado aunque sabía que nuestro bebé sería un vivo recordatorio de él.

—¿Todavía quieres ir de compras mañana antes de que nos vayamos? —preguntó Klay.

Yo lo miré y luego a las bolsas de papel que llevaban sus hombres. Klay me prometió no dejarme y durante estos dos meses se mantuvo a mi lado y nunca me abandonó en ningún sentido. Él se hizo cargo de las personas que intentaron hacerme daño en el pasado y todavía me protegía. Sus hombres siempre estaban cerca y, aunque a veces era molesto, me hacían sentir segura.

—No, estoy bien —respondí con una sonrisa.

Desde hacía una semana que nos quedábamos en Europa por su viaje de negocios. En lugar de dejarme pudriéndome en la villa, me llevó con él al extranjero.

—Gracias, Klay —dije.

Pero él no respondió, simplemente se sentó frente a mí y tomó un sorbo de su café. En ese momento, encendí mi teléfono celular y me sorprendí cuando un artículo de las noticias apareció en mis notificaciones. Era un artículo sobre el compromiso de Pierce y Lexi y lo entusiasmado que estaba el público al respecto.

—Kelly.

—¡Ah! —Me quemé al derramar accidentalmente el té caliente que tenía en la mano.

Klay se apresuró a llevarme hacia el lavabo cerca del área de los baños y puso mi quemadura bajo la corriente de agua del grifo. De repente, mi corazón se apretó cuando mi mente repasó el artículo que vi. Entretanto, mientras miraba mi propia mano bajo el agua, mi visión comenzó a volverse borrosa.

De pronto, mis labios temblaron. ¡Yo había seguido adelante! Estaba segura de eso, pero ¿por qué todavía me dolía? ¿Por qué sentía que moriría sólo porque él se iba a comprometer con otra mujer?

—Kelly…

Un instante después, aparté mi mano de la de Klay y me sequé las lágrimas. —Voy a tratar la herida en el baño. Estoy segura de que allí tienen un botiquín de primeros auxilios —dije sin más.

Cuando entré al baño, presioné las palmas de las manos sobre el lavabo e incliné la cabeza frente al espejo. Mi corazón apesadumbrado no pudo soportarlo más y rompí a llorar mientras me mordía los labios con fuerza tratando de no sollozar.

Durante dos meses, tuve la esperanza de algún día poder ver a Pierce a la cara sin sentir dolor... pero una noticia dolorosa sobre él destrozó todo el coraje en el que había estado trabajando. ¡Era tan patética!