Tener hijo con mi mejor amigo romance Capítulo 80

Punto de vista de Klay

Golpeé el volante con los puños después de que los hombres que había enviado al aeropuerto no me dieran las respuestas que necesitaba. Todos miraban hacia abajo como gatitos asustados, porque sabían que no me estaban dando buenas noticias y era capaz de estrangularlos a uno por uno.

"Señor…". Otro grupo de hombres llegó corriendo. "Una mujer embarazada se desmayó, la llevaron a la enfermería".

De inmediato, bajé del auto y caminé hacia la terminal, directo a donde ella se encontraba.

Al ver a la mujer de la que hablaban, me invadió la ira. "Ven aquí", le ordené al que me lo informó.

Ni bien lo tuve cerca le di un puñetazo en la cara.

"¡ESTÚPIDO!", bramé.

"Señor, no puede comportarse de ese modo aquí", me reprendió la enfermera, quien dio un paso atrás cuando le clavé la mirada.

Salí de la enfermería escoltado por mis estúpidos hombres y me dirigí al auto enfurecido.

No entendía por qué Kelly no podía volver conmigo. Todo eso había sucedido por el egoísmo de ese viejo, yo no tenía la culpa de que las cosas acabaran así. ¿Por qué tenía que dejarme?

"Señor, tenemos un problema", llamó por teléfono la jefa de sirvientas.

¿Y ahora qué, Amanda hizo otra estupidez?".

"No, señor. Es… el señor Monroe", titubeó.

Al ver el artículo que se difundía en línea, quedé estupefacto.

"¿QUÉ M*ERDA ES ESTO?". Tiré el teléfono, lo hice trizas, y el silencio invadió el auto.

"S-Señor…".

Quería destruir todo en ese momento. "¡Maldita sea! ¿Por qué tienes que arruinar mis planes, viejo? ¿Cómo voy a convencer a Kelly para que vuelva conmigo?", protesté.

¡Carajo! Ella pensaría que yo había matado a su padre, y eso empeoraría la situación, me odiaría más aún. Ella no podía pensar que yo había sido el responsable, porque la perdería para siempre.

"¡M*erda!", grité, y golpeé la ventana del auto. No me importaba si había personas afuera mirando, en lo único que pensaba era en Kelly y la estaba perdiendo por completo.

"Tú". Señalé a uno de mis hombres. "Vuelve a la mansión y dime qué pasó. El resto de ustedes síganme".

Salí del auto y caminé otra vez hacia la terminal del aeropuerto. Estaba seguro de que, si Kelly había visto la noticia en línea, no abandonaría el país; por el contrario, vendría por mí furiosa, así que era mi oportunidad de encontrarla a medio camino para explicarle lo sucedido y así limpiar mi nombre.

"Señor, lo siento, no puede entrar".

Me sorprendió el comentario de la mujer que trabajaba como seguridad en la entrada. "Tengo que buscar a alguien".

"Lo siento, señor, solo pueden ingresar los pasajeros".

Me reí de manera sarcástica. "Mi novia está adentro, necesito hablar con ella o me dejará para siempre".