Gabriela masticaba un pedazo de caramelo en forma de gusano, últimamente había adoptado la forma de comer de un niño. Se le antojaban los dulces que solía comer cuando era más pequeña.
—¿Me estás escuchando? —Bael le pasó la mano por la cara—, te estoy contando la historia más graciosa de como perdí un dedo y te lo estás perdiendo.
—No me siento bien —dijo mirando a su gemelo—, lo siento Bael, es que desde ayer me siento débil, creo que es tiempo de decirle a Jose del embarazo, necesito ir a un doctor.
Bael le tocó la frente y empezó a revisarla.
—Vamos al hospital a buscar a mi tío Jeremy —dijo alarmado—, tienen que verte ahora mismo.
Gabriela intentó ponerse de pie, pero casi se cae. Bael la cargo con delicadeza. Salieron del departamento de Bael para volar directamente al hospital. Conocían el camino hacia el consultorio de Jeremy de memoria así que les fue rápido llegar ahí.
El celular de Gabriela sonaba una y otra vez.
—Debe sentir algo por la conexión —hablo Gabriela—, Jose debe estar preocupado.
Bael irrumpió en la oficina de Jeremy, tenían suerte de que estaba solo revisando cosas en su computadora.
Jeremy iba a dar un grito porque estaban irrumpiendo seguramente para molestarlo por algo sin importancia, hasta que vio pálida a Gabriela en los brazos de Bael.
—¿Qué pasó? —Jeremy saltó de su escritorio hacia sus sobrinos.
—Se siente muy mal y débil —explicó Bael colocando a Gabriela en una camilla.
—¿Por qué no han ido con Dylan o Odette? —dijo Jeremy empezando a revisar a Gabriela—, ellos usarían su magia…
—Está embarazada —dijo Bael—, esto podría ser sobre su bebé.
Jeremy se quedó estático unos segundos.
—Felicidades —habló Jeremy volviendo a revisar—, ¿Alguien más de ustedes lo sabe?
—Solo mis primos —susurro Gabriela con modestia.
Jeremy frunció el ceño al tocar su vientre.
—No debería estar tan tenso —Jeremy se levantó—, tenemos que llevarla con la obstetra, de igual manera llamaré a Dylan, seguramente tu bebé es un semidemonio. Él lo sabe todo sobre embarazos de semidemonios, estudió mucho antes de que ustedes nacieran.
Después de que Jeremy llamara a una enfermera por el intercomunicador. Vinieron a llevar a Gabriela a otra instancia.
—¿No se lo ha dicho a Jose verdad? —le preguntó Jeremy a Bael.
—No, está muy nerviosa de decirle —respondió Bael.
Jeremy bufo.
—¿Por qué estaría nerviosa de decirle algo que Jose anhela tanto? —Jeremy miró preocupado a Bael—, no voy a mentirte, parece que hay un problema, lo mejor es que Jose este a su lado. En los hombres lobos, los mates deben estar unidos y cercanos durante un embarazo. Es primordial para un buen crecimiento del feto.
—Llámalo tú —Bael miró a su tío—, yo quiero estar al lado de Gaby.
Gabriela cerró los ojos por un buen rato, no supo si se desmayó o se durmió. Pero se sentía enferma en ese momento.
Sintió a su gemelo todo el tiempo a su lado. Sabía que Bael se quedaría a su lado y no se movería por nada del mundo. Eso le hizo sentir mejor.
Hasta que sintió un dolor en el vientre.
—Bael…. —gimió Gabriela.
—Estoy aquí Gaby —Bael la tomó de la mano con fuerza.
—Es una contracción —dijo una doctora que en ese momento la revisaba con el ecógrafo—, ¿Eres una mami activa no es cierto?, las contracciones en los primeros meses suelen ser porque has tenido actividades físicas fuertes, el útero se está contrayendo, pero el bebé está bien, solo debes llevar una vida más tranquila ahora.
—Oh por la diosa luna.
Gabriela miró hacia la puerta de la habitación del hospital. Jose estaba pálido mirando a Gabriela y a la doctora.
—Gaby… —Jose se acercó a trompicones.
Gabriela miró a Bael.
—El necesita estar a tu lado — Bael habló antes de que Gabriela lo insultara—, por la conexión de mates, no me mires así.
—¿Es el futuro papá? —preguntó la doctora sin esperar respuesta—, en ese caso tiene que acercarse a su pareja y acariciarla, la loba de la mamá tiene que oler y sentirse protegida por el lobo del papá. Así su cuerpo se relajará y estará más serena.
Bael se apartó para que Jose se posicionará al lado de Gabriela, le beso la frente y la acomodo en sus brazos como pudo.
—Lo siento —Gabriela no podía verlo a los ojos—, se supone que te enterarías de una forma linda, iba a dejar pistas por la casa y sería una gran sorpresa. Soy una estúpida.
—No hablemos de eso ahora —Jose le sonrió para que Gabriela se sintiera mejor—, no tienes idea de lo feliz que soy en estos momentos.
—¿Estás feliz de que esté mal? —intento bromear Bael.
Cuando hasta la doctora lo miró mal decidió callarse.
—El feto tiene aproximadamente 11 semanas por el desarrollo que pudimos revisar —explicaba la doctora después de terminar de revisarla—, aunque el debilitamiento que puedo observar es algo extraño, tendré que esperar que salgan el resultado de los análisis para saber exactamente cuáles son las deficiencias. Después de hablar con mi colega, el doctor Green, es probable que se deba a la naturaleza demoníaca.
Jose se estremeció.
—¿El bebé o mi esposa están en peligro por eso? —preguntó Jose.
—No soy experta en embarazos demoníacos, pero estaré en contacto con el miembro del escuadrón Dylan, el me brindara toda la información que obtuvo por los embarazos de la princesa Lucy —intentó calmarlo la doctora—, en todo caso, lo mejor es que la princesa Gabriela tenga reposo en cama por un par de semanas y se abstenga de hacer esfuerzo físico o de usar sus poderes.
—¿Dos semanas? —susurro Gabriela haciendo mal gesto con la cara.
—Dos semanas —dijeron a la vez Jose y Bael mirando a Gabriela con seriedad.
La doctora sonrió.
—Es por el momento, puede que expanda el tiempo o solo sea necesario esas dos semanas —siguió explicando la doctora—, este es un caso muy particular, es la primera vez que tratamos con un embarazo donde la embarazada es de naturaleza demoníaca, así que tendremos que ir con más cuidado.
—Ella reposará dos semanas —dijo Bael cruzándose de brazos y mirando amenazadoramente a su gemela—, no se moverá por nada de este mundo, la amarraremos si es necesario.
Gabriela hizo un puchero.
—Muchas gracias doctora, estaremos pendiente de…
Jose no pudo terminar porque un gran estruendo lo agitó todo.
—¡Gaby! —la voz de Alan retumbó por todo el hospital—. ¡¿Dónde está mi hija?!
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