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THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUN romance Capítulo 7

—¡Ahí está la meta! —grito Steve sin dejar de correr y arrastrar a Taylor—. ¡Ya vamos a llegar!

—¡Nos están persiguiendo! —Taylor intentaba disparar su ballesta con una mano—. ¡Déjame luchar para enseñarles a quien carajos se atreven a disparar!

—¡Están disparando a todos lados para llegar a la meta impulsiva de m****a! —Steve luchaba con Taylor para que esta no dejara de correr—. ¡Estaremos a salvo al final!

Taylor sabía que Steve tenía razón, ella no estaba ahí para matar a otros cazadores, se supone que estaba ahí para pasar las pruebas.

Llegaron a la meta donde había algunos cazadores mayores esperándolos con bebidas y ayuda médica. Taylor y Steve fueron los primeros en llegar.

—¡Felicidades! —dijo una cazadora con voz chillona—. ¡Son los ganadores de la primera prueba!

Steve se dejó derrumbar muy agitado, Taylor hizo lo mismo.

Llegaron a ellos con bebidas y revisando su estado de salud, poco después llegaron más concursantes mucho más masacrados que ellos.

—Te lo dije —Steve señaló a uno que llegó cojeando—, quedarnos al fuego cruzado hubiera sido una posible descalificación o incluso perder la vida.

Taylor suspiro.

—¡¿Por qué lo hiciste?! —el enorme pupilo de la amiga de Gerarld, el tal Raimi traía cargando a dos cazadores a cada hombro—. ¡¿Por qué empezaste la pelea?!

—¿Disculpa? —Taylor se levantó inmediatamente a la defensiva.

—Es demasiado despreciable empezar algo así para que nos matemos entre nosotros y después huir como una sabandija —dijo Raimi poniendo a los cazadores desmayados en el suelo—. ¿Acaso no te han enseñado el código de honor? ¡Estamos aquí para demostrar de lo que somos capaces, no para matarnos entre nosotros!

—¡Oye enorme troll de las montañas! —Taylor se alzó como el fuego señalándole con el dedo a Raimi—, la perra a la que ataqué mató al que estaba a la delantera por la espalda y antes de eso me atacó sin motivos ¡Yo no empecé esta m****a!

—¡Debiste esperar a llegar a la meta para denunciarla! —exclamó Raimi mirándola con odio—. ¡No tomar venganza poniendo a los demás en peligro!, ahora que todos atacaron no se podrán descalificar a nadie por los que murieron estúpida.

¿Se podía denunciar? , pensó Taylor enojada, mataría a Gerarld por no explicarle aquello.

—¡Yo no tengo la culpa de que estos idiotas empezaran a atacarse unos a otros! —Taylor estaba demasiado enojada para tomar mea culpa—. ¡Esa perra recibió su merecido por jugar chueco!

—¡Esto no es una manada de los hombres lobos donde matan a su antojo! —Taylor abrió mucho la boca ofendida por lo que estaba diciendo Raimi—. ¡No era tu decisión decidir si vivía o no!

Taylor sacó su látigo mágico que brillaba al rojo vivo como su cabello y su rostro. Raimi sacó la espada que cargaba en la espalda.

—¡Ya basta! —Steve se metió en medio de los dos—. ¡Estamos en zona neutral!

—Sepárense ahora mismo —dijo uno de los cazadores mayores—. O serán descalificados inmediatamente.

Taylor y Raimi fueron separados, pero aún se lanzaban dagas asesinas por los ojos.

—Me había olvidado lo impulsiva y busca pleitos que eres —se quejó Steve—, uno creería que madurarías con el tiempo.

—Si dices otra palabra te mataré —gruñó Taylor—, m*****a sea, se supone que no me metería en problemas.

—Esto fue demasiado estúpido Taylor, sabes que están buscando tener motivos para boicotearte —sigue Steve.

—Lo sé, lo sé —respondo Taylor—, solo es que hace tiempo no estoy en una competición, normalmente luchó con enemigos reales y no tengo que estar pensando si es ético o no atravesarlos con mis flechas.

Steve solo negó con la cabeza, pero no dijo nada.

—Casi puedo escuchar a Gerarld insultándome —siguió Taylor—, más que nada por dejar que otros vieran lo que hice.

—Ya olvídalo, descansemos un rato hasta que nos pongan sobre aviso de la siguiente faceta —dijo Steve.

Los dos se sentaron lejos de los demás, hidratándose y masticando algunas barras de comida energética que había a la mano.

Muchos de los concursantes estaban heridos y estaban siendo atendidos. Les llevó algunas horas decidir quienes estaban listos para seguir y quienes no.

Taylor dedujo que sería al anochecer cuando empezaría la segunda prueba y no se equivocó. Los organizadores los llamaron al final cuando el sol empezaba a ocultarse.

—Acérquense por favor —dijo uno de los organizadores—, como ya saben, la carrera fue una introducción de La Cacería de la Plata Eterna, un desafío de limpieza como le decimos nosotros. Creemos que, para empezar las tres facetas de la prueba, deben primero demostrar la agilidad y el físico que tienen. De los 38 participantes, solo 15 lo han logrado en su totalidad. De los otros 23, han sido 6 muertos y 17 heridos.

Taylor alzó una ceja, no pensó que hubiera tantos muertos cuando ni siquiera empezaban las verdaderas pruebas. Y le dolió un poco la cabeza al pensar que contribuyó con una.

Aunque se mantenía firme de que esa perra se lo merecía.

—Es una suerte que el número de concursantes que queden sea 15, porque vamos a necesitar que se dividan en 5 equipos de tres antes de explicarles de qué va la primera prueba —hablo el organizador—, tienen 10 minutos para organizarse.

Taylor miro a Steve.

—No creo que nadie quiera hacer equipo contigo —la empujo sin fuerza y sonriendo—, así que me quedaré contigo por los viejos tiempos.

—Te hubiera disparado si no lo hacías.

Steve le saco la lengua.

CAPÍTULO 7.- primer fragmento 1

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