—No sé si es buena idea hacer esto sin que sus padres sepan —escuchó decir a su tío Dylan—, Alan y Lucy estarán furiosos si se enteran y con razón, yo mismo no estoy seguro de esto.
—Solo será un poco de sangre —Jaime miró a Dylan—, sabes que es importante, a mí tampoco me gusta hacer esto sin la autorización de Alan.
Dylan bufo.
Bael puso la mano encima del hombro de Belial.
—No tienes de qué preocuparte —dijo el semidemonio—, estás haciendo lo correcto.
—¿Tiene que ser necesariamente con estas hojas bañadas en sangre angelical? —Liana observaba la cuchilla con lo cual se iba hacer el ritual—, ¿Están seguros de que solo lo cortara? ¿No se expandirá el veneno por el cuerpo de Belial?
—A mí me cayó una flecha con el mismo material durante la batalla hace 6 años —explicó Bael—, me hizo mucho daño, pero al arrancarla empecé a sanar nuevamente. Tienen que atravesarte completamente como lo que le paso a Gabriela para que estés en peligro mortal.
—Hicimos pruebas en Bael —dijo Dylan organizando todo.
Belial miró a su hermano.
—Debió dolerte mucho —dijo Belial preocupado.
—He tenido peores heridas —Bael se encogió de hombros—, no te mentiré diciendo que no dolerá, pero solo será un corte rápido. Tu piel empezará a sanar inmediatamente y después de algunos minutos el dolor se irá.
—Si algo se saliera de control te llevaremos con Liam inmediatamente —dijo Jaime—, todo está cubierto.
—Liam pudo sanar a Gabriela cuando la atravesaron con una maldito y gigante arpón —Bael se puso un poco gráfico y actuó como pasó—, fue terrible, la mitad de su cuerpo estaba destrozado, si Liam curó eso, puede curarte un corte.
Belial trago saliva.
—No estás ayudando a calmarme.
—Bien, basta de tanta cháchara —Dylan puso el pesado libro sobre la mesa—, vamos a hacer esto de una vez.
Estaban en una habitación amplia en un sótano de los edificios secretos de Jaime. Un lugar que no era fácil de rastrear y que había mandado a vaciar por si algo salía mal con el ritual. Dylan se pasó horas dibujando en el suelo una silueta enorme del mapa mundi y Belial tendría que estar parado en medio para el acontecimiento.
Dylan le pidió a los demás que se apartaran de las paredes. Liana se veía demasiado preocupada por Belial, imagen que contrastaba la tranquilidad de Jaime y Bael.
Dylan chasqueó los dedos, la luz se apagó y se prendieron las docenas de velas blancas que alumbraron la estancia. Todo se ponía cada vez más tétrico. Belial sabía que no debería tener miedo, después de todo, él era un demonio. Estaba en la cima de la pirámide de seres sobrenaturales, pero definitivamente era el peor demonio de todos. Ni siquiera soportaba ver una película de terror ¿Cómo iba a soportar un ritual satánico?
Los ojos de su tío Dylan se alumbraron de color azul al igual que las palmas de sus manos. Todo era un silencio total hasta que Dylan empezó a recitar algo en una lengua que el demonio no entendía.
Después casi se cae cuando aparecieron unas especies de runas azules y gigantes en las paredes. Belial estaba a punto de orinarse encima.
Dylan se acercó a Belial sin dejar de recitar su conjuro, Belial estiró su mano intentando no ver la cuchilla que Dylan sostenía en su mano. Una vasija estaba debajo de los dos, ahí era donde caería la sangre del demonio.
Belial tembló cuando Dylan sujetó su mano con fuerza y empezó a pasar la hoja de cuchilla por su piel.
El demonio nunca había sentido ese tipo de dolor antes, de hecho, jamás tuvo una herida abierta en su vida. Gritó de dolor mientras sentía que su mano se quemaba. Dylan apretó más la herida para que una buena cantidad de sangre color negro cayera en la vasija.
Belial sintió que todo le daba vueltas, cuando Dylan soltó su mano inmediatamente el joven cayó hacia atrás, pero en vez de caer sobre el sólido suelo. Belial grito cuando empezó a caer hacia el vacío, la oscuridad se volvió claridad. Sintió el vértigo antes del dolor de caer sobre la tierra irregular cubierta de hierba.
Se paró de inmediato a pesar del mareo y el dolor, estaba en un lugar desconocido y desierto. No estaban ni Bael, Liana o su tío Jaime. Solo había vegetación y charcos de agua.
—¿Tío Dylan? —pregunto—. ¿Bael?
Siguió caminando hasta llegar a uno de los charcos, noto algo raro en él, en el reflejo del agua no se veía su propio rostro. Sino la imagen de un niño, un niño con rasgos conocidos. Aunque Belial no recordaba ni podía registrar nada en ese momento.
Se acercó más al charco y fue arrastrado por una fuerza invisible. Volvió a caer gritando y moviendo los brazos de manera errática y volvió a chocar con el suelo, pero en vez de vegetación, ahora cayó sobre nieve.
Volvió a levantarse temblando por el frío y aullando de dolor, grito del susto cuando ante él muchos lobos caminaban en grupo hacia adelante.
—¿Hola? —Belial los miro—. ¿A dónde van?
Los lobos siguieron caminando sin parar, llevando carretas y algunos niños en los lomos. Belial pudo identificar que era una manada movilizándose, pero que no lo veían como él a ellos.
—¡¿Qué carajos está pasando?! —Belial grito sobrepasado—. ¿Estoy en alguna de mis visiones?
“Belial vuelve”
El demonio escuchó la voz de su hermano.
“Belial regresa”
El joven demonio retrocedió cuando un niño apareció ante él, el niño sonreía y le agitaba la mano.
—¿Puedes verme?
El niño asintió.
—¿Cómo te llamas? —preguntó el niño.
El joven demonio sentía algo familiar en el niño, veía su rostro, pero su cerebro no parecía procesar la información.
—Belial —dijo sin aliento—. ¿Cómo te llamas tú?
“Belial vuelve ahora mismo”
La voz estridente de Bael retumbó en su cabeza, Belial cerró los ojos y gritó de dolor. Cuando los abrió estaba recostado sobre el liso suelo del sótano donde se realizó el ritual.
—¿Qué…qué pasó? —preguntó Belial mirando a su hermano.
—Entraste en un trance raro y empezaste a temblar —Bael ahora sí se veía preocupado—. ¿Cómo te sientes?
—Como si tuviera gripe —el joven demonio cerró los ojos para recomponerse—. ¿Funciono?
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