Me agaché y pude notar como sus labios se volvían morados.
- Llamen al hechicero real, rápido- dije alarmada.
Una niña salió corriendo, un guardia la detuvo.
- Princesa; la hechicera real se ha retirado hace unos días- dijo el guardia.
Mire a el cuerpo inerte que tenia entre mis brazos.
- ¿Pero que le sucedió?
- Princesa- dijo una de las mayores, la voz le temblaba; claramente estaba aterrada al igual que las demás- Estábamos jugando y charlando, cuando de pronto la escuchamos gritar- dijo mirándola- Soltó la copa y cayó al suelo, tratamos de despertarla, pero no funciona.
La empecé a revisar.
Vi la copa y la agarre entre mis manos, la llevé a mi nariz y la empecé a oler.
Tenía un olor a… canela y manzana.
“La muerte de otoño” pensé inmediatamente.
Mire a la pequeña de nuevo,
- ¿Donde está Mary? - pregunte mirando a la mayor.
Ella miró a todos lados.
- Ella estaba aquí hace unos minutos- respondió tartamudeando- Pero…
Fue interrumpida por un estruendo seguido de la voz de Mary.
- Samara- era Mary Anne- No hay tiempo, sé cómo salvarla- me dijo- Sígueme.
Y ahí me di cuenta de que había salido de detrás del espejo de la habitación, esa era una de las puertas que llevan a los pasadizos secretos del castillo.
Mary Anne volvió a entrar por donde llegó; yo cargué inmediatamente a la niña y seguí a Mary sin pensarlo.
Los oscuros pasadizos eran solo alumbrados por una vieja lámpara de querosene que llevaba Mary en su mano izquierda. Ambas estábamos en silencio, solo se escuchaban nuestras respiraciones.
Pasamos por varios pasadizos, como si de un laberinto se tratase, hasta que paramos frente a una puerta de metal; Mary Anne movió una cerradura y se abrió dicha puerta. Entramos y al principio no pude distinguir el lugar.
- Échala aquí- Mary me señaló una especie de camilla.
Obedezco a Mary y dejo a la pequeña en la camilla.
Miré mejor el lugar y me di cuenta de que era estábamos en el estudio que le pertenecía al hechicero real.
- El veneno que le dieron es muy poderoso- dije viéndola, sentí su temperatura.
- ¿Lo conoces? ¿Lo has visto antes? - asentí con mi cabeza.
- Así es, lo vi hace muchos años, pero nunca supe como curarlo, se llama “La muerte de Otoño”
- Ya había escuchado de esto antes- dijo mientras agarraba unos frascos de la mesa y los vertía en un tazón- Una vez escuche como un curandero lo preparaba para unos guerreros, y les dio la cura por si se veían afectados.
Termino de hacer la mezcla y lo vertió en un frasco.
- Pero falta algo- la mire extrañada, sus ojos estaban que con algo de preocupación al mirarme- Sangre de licántropo.
No lo dude y agarre el pequeño cuchillo que estaba en la mesa, corte la palma de mi mano, lo vertí en el frasco y el liquido amarillo se tornó anaranjado.
Agarre el frasco y me acerque a la pequeña.
- Esto debe funcionar - dijo Mary.
Abrí los labios de la pequeña y le vertí la cura a la boca, asegurándome de que lo bebiera todo.
Después de unos segundos sus labios se pusieron de un color rosa natural, sonreí instantáneamente.
- Lo lograste- dije volteando a ver a Mary Anne.
Mary sonrío aliviada.
La pequeña se empezó a despertar, abrió completamente los ojos y nos miro algo asustada.
- ¿Donde estoy? - preguntó.
- Hola, cariño- dije llamando su atención, me miró y cómo pudo se paro e hizo una reverencia, al hacerlo perdió el equilibrio.
Mary Anne y yo la ayudamos, la volvimos a sentar.
- Estás en una especie de enfermería- continué hablando, ella asintió con su cabeza- ¿Como te llamas pequeña? - le pregunté.
- Soy Esme, hija del Alfa de la manada Luna de Cristal- respondió.
Es muy linda, si no me equivoco tenía una hermana mayor también, a la cual se parece mucho.
- Bueno pequeña, creo que es momento de que vallas con tus padres- ella asintió con su cabeza.
Mary me miró con una sonrisa de oreja a oreja, yo le devolví el gesto. Estaba orgullosa que supiera manejar todo tan bien, estoy muy segura de que será la mejor bruja de todas.
Volví a mirar a Esme y todavía estaba algo aturdida, sus ojos se cerraban pesadamente.
- Mary, ¿Podrías llevar a Esme a uno de los cuartos de invitados? Es mejor que descanse- dije mirándola, Mary Anne asintió con su cabeza antes de ayudarla a levantarse y llevársela- Yo me tengo que ocupar de alguien más- dije para mí misma.
Salí del lugar y volví al gran salón.
Al llegar puedo ver como todos estaban preocupados. Cuando entre todos voltearon a mirarme, de pronto siento una presencia acercarse a mí, era el Alfa de Luna de Cristal junto con su esposa, ambos con cara de preocupación y angustia.
- Su hija Esme está fuera de peligro- les dije para tranquilizarlos.
Ellos respiraron aliviados, se abrazaron y yo sonreí.
Pero mi alegría no duro mucho al recordar a lo que venia principalmente; mi cara se puso seria al ver a la persona que había ocasionado todo esto.
- Tú- dije con rabia en su dirección; él me miró con una pequeña sonrisa arrogante y burlona- Esto es un delito en cualquier lugar del mundo, envenenar a una pequeña niña es caer muy bajo, incluso para ti, Francisco- le dije molesta.
- Solo fue un pequeño susto- dijo relajado, restándole importancia a la situación- Además sabía que esa pequeña bruja ciega y tú lo arreglarían- dijo tomando un sorbo de su vaso; yo lo mire atónita, nadie tenía que enterarse de eso- ¿Crees que no investigue a la nueva integrante de la corte? - pregunto de manera sarcástica- Sé que es hermana menor de tu mate, se lo de la maldición y de como rompiste el hechizo que la había dejado ciega- dijo mirando hacia algunos invitados.
Mire a mi alrededor, teníamos la atención de todos los invitados en este momento.
Tome aire y levante mi cabeza antes de hablar.
- Pues que bueno que lo sepas, primo- dije firme- Ahora sabrás que ella tiene el derecho a estar en la corte, es mi protegida, soy su tutora legal.
- Como digas, prima- contesto fingiendo estar relajado- Espero poderla ver, me dijeron que es muy…- sus palabras se quedaron en el aire de pronto, su cara cambio completamente.
Sus ojos se volvieron de color ámbar.
Soltó su vaso y se escucho el crujido que provocó este.
Podía sentir lo que estaba pasando, había encontrado a su mate y todos lo estábamos presenciando. Él buscaba con la mirada desesperado. De pronto su mirada quedó fija detrás de mí. Volteo y veo que ella esta bajando las escaleras.
Al ver de quién se trataba mi cuerpo se quedo completamente frio.
- Mía- escuche como decía Francisco y sin más corrió hacia ella.
Cuando llego a su lado, pude ver la cara de sorpresa que tenia ella.
- Ella no puede ser tu mate, la Diosa Venus se equivoco en esta unión- dije sin podérmelo creer, esto debía ser un error- Todavía tiene 11, es una niña.
Francisco ignoro lo que dije y la tomo de la cintura con su mano derecha. Ella lo miraba asustada.
- ¿Quien eres? - preguntó Mary Anne tratando de soltarse de su agarre.
- Tu mate- entonces le dejo un beso en los labios.
Volteo para ver a Mary Anne y no veo nada de cambio.
Me acerco a ella y con un movimiento de mis manos le cambie aquel vestido demasiado abultado; por uno de pijama en tonos morados y lilas, algo más cómodo.
Toque su mejilla y le di en ella un pequeño beso, mientras se me resbala una lágrima por mi mejilla.
- Estarás bien, te lo prometo- le dije juntando nuestras frentes- Serás feliz, muy feliz.
Y sin decir nada más salí de ahí.
Al cruzar la puerta mi vista se hizo algo borrosa.
Sentí una punzada en mi pecho. Controlo mis impulsos y me pongo recta.
Camino hacia mi habitación, al llegar los guardias que protegen la puerta de mi cuarto me hicieron una reverencia.
Mire a uno de ellos y le hable.
- Quiero que llames a 4 guardias, que dos se queden cuidando la puerta de la alcoba de Lady Mary y que los otros dos vengan ahora mismo ante mí- le ordene con frialdad; él asintió con su cabeza y salió corriendo como alma que lleva el diablo.
Entre a mi habitación; me quité el vestido roto que llevaba, la corona y los zapatos; al mirar mis zapatos me di cuenta de que los había roto también.
Me puse un vestido negro de pijama, tenia tiras, me llegaba hasta 2 dedos arriba de la rodilla; encima me coloqué una bata negra que llegaba hasta el suelo y creo que hasta se arrastra cuando camino, pero ahora no me interesa.
Me cruzo de brazos y empiezo a caminar de un lado a otro esperando a que se dignen en aparecer los guardias.
Escucho como tocan la puerta de mi habitación y miro atenta la puerta.
- Pasen- dije y las puertas se abrieron, de estas aparecieron los dos guardias que había pedido.
Hicieron una reverencia ante mí.
- ¿Nos solicitó, princesa? - pregunto uno de ellos.
- Así es- dije con una voz fría- Les tengo una labor muy importante- ellos escuchaban atentos- Quiero que vigilen al príncipe Francisco, no quiero que se de cuenta que lo están haciendo, deberán ser demasiado discretos; y a la vez lo quiero lejos de la habitación de Lady Mary Anne, no quiero que se acerque a la habitación a menos que yo este ahí también; también quiero saber a dónde entra, a donde sale, donde estuvo, donde esta y donde estará ¿Entendido?- pregunte mirándolos fijamente, ellos asintieron serios, asentí en aprobación- Muy bien, pueden retirarse- les dije y salieron haciendo una reverencia antes.
Caminé hacia el gran ventanal y abrí las puertas; caminé hasta llegar al filo del balcón, desde ahí pude ver cómo la gente entraba y salía del castillo; había personas también en el patio y en los alrededores, en los jardines. Todos se veían alegres, no planeo arruinar la fiesta, es mejor que sigan festejando, yo guardare luto sola por hoy.
Entro de nuevo a mi habitación y me quito la bata para poder meterme a la ducha.
(...)
No podía dormir, aunque lo intentara, así que me tomé una pastilla para poder hacerlo. Pero como no me funciono tome un té de hierbas, y aún así solo pude dormir 3 horas más tarde; al final solo descanse 2 horas, ya que los rayos del sol me quitaron el sueño nuevamente.
No he salido de mi habitación todo el día, me han traído la comida aquí pero solo tome el agua, no podía comer mientras mi pequeña Mary estaba en ese estado.
Estoy desesperada pensando en cuando despertara.
Estoy mirando como la nieve cae desde mi ventana.
Escucho como suena la puerta de mi habitación, cuando volteo veo que se trata de Kian.
- Sé que no es forma de entrar, princesa, pero en verdad necesito hablar con usted- solo asentí con mi cabeza, mi mirada volvió al ventanal- Los príncipes- se aclaro la garganta- Sus primos, solicitan verla para pedirle permiso de quedarse más tiempo aquí- dijo con su típico tono de seriedad.
- Que hagan lo que quieran- dije sin siquiera voltear a mirarlo- Lo único que quiero es que no suban al tercer piso, desde hoy está prohibido; solo podrán acercarse mis betas a sus habitaciones, pero la habitación de Mary Anne está prohibida para todos, excepto yo y a quien yo le de permiso- siento como se tensa- ¿Entendido? - pregunte.
- Me parece muy excesivo lo que esta haciendo, princesa- dijo él.
- ¿Qué harías si tuvieras una hija que consigue mate a los 11 años y sufre de un accidente en consecuencia de aquel acontecimiento? - le pregunte fríamente.
Se quedó callado.
- Es lo que pensé- volví a hablar cuando no obtuve respuesta alguna de su parte.
- Será lo que ordene- y sin más escuche como se cerró la puerta de mi habitación.
- No dejaría que la dañen…- dije contestando mi propia pregunta, me retire de la ventana y camine por mi habitación.

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