Hazel había llegado a conocer un poco a Dulcia.
Aunque ella solía proteger a los suyos, tal vez incluso sin razón, nunca inventaría hechos para difamar a alguien más.
"¿Acaso no me crees?" Dulcia preguntó de inmediato al ver que Hazel no decía nada.
Hazel sacudió la cabeza: "Por supuesto que no, estoy pensando que Israel siempre ha sido cauteloso y desconfiado, no podría haber creído simplemente en lo que Fernanda dijo sin investigar y confirmar la verdad".
"¿Quién sabe qué tipo de encanto le echó Fernanda? ¡Ah, sí! ¡Esa cosa del palacio real, en efecto, fue Cindia y Lucía quienes lo organizaron, pero Fernanda lo hizo voluntariamente!" Dulcia miró a Hazel, "No estoy inventando cosas, ¡tengo pruebas!"
Un momento después, Dulcia encontró el video de vigilancia en el que se encontró con Fernanda discutiendo con su madre y hermano en el hospital y se lo mostró a Hazel. Hazel lo miró con el ceño fruncido.
Dulcia, en cambio, se sintió aliviada: "Menos mal que soy lo suficientemente inteligente como para haber pedido a mi maravilloso Leonardo que consiguiera el video después de ver esa escena".
Hazel terminó de ver el video y miró a Dulcia, sonriendo y acariciando su cabello: "¡Sra. Soler, qué inteligente eres!"
"¡Por supuesto!"
Dulcia ni siquiera sabía desde cuándo había comenzado a acostumbrarse a las caricias y elogios infantiles de Hazel, y los apreciaba mucho.
"Hazel, vayamos a buscar a Israel ahora y mostremos este video", dijo Dulcia con seriedad. "Si no nos deshacemos de Fernanda, no solo mi bebé, sino también Emilio y Yolanda estarán en peligro".
Emilio y Yolanda eran niños, y los niños son frágiles. No se podía permitir que alguien así siguiera existiendo.
"Este video solo demuestra que Fernanda mintió y engañó a Israel, pero el favor que le debe por haberle salvado la vida todavía existe", dijo Hazel, golpeando suavemente el volante. "Entregarlo directamente a Israel no tendría mucho efecto".


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