Alexis iba manejo el auto en silencio, ninguno de los dos decía nada, él estaba enojado, celoso y frustrado, ella, estaba triste, decepcionada, nerviosa, no quería que Alex le hiciera daño, en parte se lo merecía, por haber sido tan cruel con él, pero lo hizo pensando que era lo correcto.
—¿Iremos a tu casa? — Sophie ya sabía que por el momento no habría luna de miel, Alexis la miró solo un momento.
—Sí, iremos a mi casa, que no se te olvide, que es mi casa, mis cosas y no tienes derecho a tocarlas — Sophie se sintió pésimamente mal, ella no pensó que iba a responder tan cruel, solo pretendía aligerar el ambiente tan tenso que había en el auto, ella se giró hacía la ventana y rápidamente secó una lágrima que salió sin permiso.
Alexis por su parte se sintió pésimo, pero tenía que sacar ese amor que tenía por ella, tenía que hacerlo de una vez por todas.
—No te preocupes, no pienso tocar nada, y tampoco pienso considerar tu casa como mi hogar, se donde nadie me quiere, y si voy a vivir ahí es que no hay más remedio.
—Bien, me alegro que lo tengas claro.
En cuanto llegaron, subieron las maletas de Sophie a la habitación de invitados, Alexis había llamado y ordenado que le arreglaran la habitación, ya que todos sus planes se habían ido a la mierda.
—¿No dormiremos en la misma habitación? — Alexis se giró hacia Sophie.
—No.
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