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Un contrato de amor romance Capítulo 43

- En el trabajo - respondió el.

- Bien - colgué la llamada.

No le creía.

- Chicos les tengo noticias - se acercó Angélica corriendo hasta nosotras.

- ¿Qué paso?, ¿Ya saben quiénes fueron? - esperaba su respuesta.

De pronto me queda mirando muy seria - No, pero... las clases se terminan - dijo y se formó una sonrisa grande en su rostro.

Me sentía aliviada, tenía otra oportunidad para estudiar. Y esta vez la aprovecharía. Por otro lado me asustó su actitud al principio.

- ¿Enserio? - quería saltar de emoción.

- Si - dijo lamentándose.

- Entonces tendremos que exponer de maravilla.

- Si - dije entusiasmada.

- Bien, nos vemos, mi hermano llegó por mi - un carro azul oscuro se estacionó cerca de mi carro, Angélica se alejo saludando sonriente.

- Bien, yo me voy, tengo una visita a la tarde, adiós - Elena se despidió con besos a Jostin y a mi, luego se alejo caminando mirando a los carros que cruzaban en la carretera.

- ¿Te vas? - le pregunté a Jostin que ya se había dado la vuelta.

- Ah, si, pediré un taxi.

- Te llevo - me ofrecí.

- No te quiero molestar.

- No, insisto - sonreí de lado confiable, aunque nos hayamos equivocado esa noche él es mi amigo y eso no va a cambiar.

- Está bien.

- Vamos - le hice seña para que me siguiera.

Me subí el mi asiento, Jostin en el copiloto.

- Ponte el cinturón - le ordené amablemente mientras me ponía el mio.

- Vamos - dijo una vez que se lo puso.

Arranqué.

Conduje unas calles más adelante de la U.

- ¿Dónde queda tu casa?.

- El la calle Jorking Roswull.

- Bien, allá vamos.

La compañía de Jostin tenía un ambiente diferente, no amistoso, pero si muy confiable, sentía que podía tener libre expresión con el a pesar de ello.

- ¿Tienes hermanos? - comencé a formular las típicas preguntas para las conversaciones.

- Si, dos mayores, pero ya son padres de familia, no viven aquí, ellos están dispersos.

- ¿Y tus padres?.

- Larga historia - dijo, noté que no quería hablar de sus padres.

- Lo siento, por incomodarte.

- Oh, no lo hiciste.

- Y, ¿Tienes novia?.

- No,... Yo,...no

- ¿Por qué? Eres un chico apuesto - tenía razón aunque no quiero que confunda mis palabras con mis sentimientos.

- Porque es algo complicado.

- ¿Por qué?, puedes contarme.

- No suelo contar estas cosas, pero tu inspiras confianza.

Le mire rápidamente, giré a la derecha, pasando un semáforo, con suerte cambio a rojo después que cruzara.

- Bien, gracias por la confianza.

- Bueno,... Lo que ocurre es que soy gay.

Un respiro se me salió sin previo aviso. ¿Y lo que ocurrió? carajo.

- ¿Enserio?.

- Bueno, creo, me atraen más los hombres que las mujeres. Y... - reprimió los labios - nadie lo sabe.

- ¿Por qué yo sí?.

- Creo que siempre me caiste bien, eres de esas chicas cero problema, tranquila, y eres confiable.

- Gracias, me alagas - dije orgullosa.

- Gira a la derecha.

- ¿Y tus padres?, ¿Vives con ellos?.

- No y no quiero - dice con seguridad.

- Pero se enterarán, si es por eso que vives solo.

- Lo sé.

- Tarde o temprano se enteraran, es mejor que le digas.

- Mejor tarde que temprano - sus palabras me hicieron entender que el tema de los padres y decirle la verdad es molesto para él.

Apreté mis labios, miré fija a la carretera.

Note las casas, era una urbanización.

Las casas eran tipo mileniales, blancas y techo anaranjado opaco.

Los árboles y césped verde y bien podado, los niños jugaban a su alrededor, todo era espacioso y tranquilo, todo se sentía lleno de paz.

- Es muy lindo por aquí - dije cambiando el ambiente.

- Si, la verdad, si, pero todo siempre es tan tranquilo que se escuchan las discusiones de los vecinos de tus vecinos.

Reí por su comentario.

- Entonces, ¿trabajas?

- Si, por las tardes, o por las noches.

- ¿Y que trabajas?.

- En el cine, despacho la comida, no es difícil conozco mucha gente y su variedad de personalidad.

- ¿Y has conocido algún chico gay? - pregunté con picardía.

- Si, pero ya tenía pareja, iban a ver una película de amor, salieron en media película agarrados de la mano y con prisa... Quizás

Nos miramos y reímos por nuestra propia cuenta, ya habíamos pensado lo mismo.

- Mas adelante es mi casa - señaló con el dedo una casa color piel con grandes girasoles.

Me estacioné en frente de su casa.

43 ° As bajo la manga ° 1

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43 ° As bajo la manga ° 3

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