Agnes y Hugo se habían quedado con nosotros por si hubiera un segundo intentó de atacar.
Drake se metió a la cama junto a mi abrazandome.
Sentí una bonita y agradable sensación.
Cerré mis ojos e intente sonreír a pesar de la situación.
- Encontré unas fotos - dije con miedo - ¿Por qué las tenias?.
- ¿Las encontraste?.
- Si... - me giré quedando al frente de él.
- Creo que el destino quiere que sepa... Que ya te conocía desde antes. En fotos simplemente me pareciste horrible - dijo queriéndose reír.
Me asombré y reí. Si, reí, quizás porque al aparecer, me las había tomado para conocerme antes de lo oficial. Y eso me pareció extraño y me gustó, de una manera candente.
- Me da alivio que esas fotos fueron tomadas para ese objetivo.
- ¿No te importa eso? - Negué.
- Me parece... - no terminé y lo bese, sus labios se movieron segundos después con los míos. Sus manos acariciaban lo que podía.
El beso no duró mucho, pues Drake se separó.
- ¿Donde las encontraste?.
- En tu pasadizo secreto - dije con naturalidad.
- De seguro Hugo lo dejó ahí.
Sus ojos se cerraron.
- Te amo - me produjo decirlo. Se veía como un ángel de Dios cuando duerme. Abrió los ojos y sonrío.
Tomé su rostro y besé su frente.
Pues él tenía ganas de hacer algo más.
Me agarró de la cintura y me puso encima de él mientras nos unimos en un sensual y candente beso.
Sus manos exploraron toda mi espalda. Mientras las mías lo agarraban del cabello.
La oscuridad aún cubría el cielo de la ciudad entera.
Las cortinas estaban media abiertas, Drake estaba profundamente dormido, me zafé del peso de sus manos.
Mi sueño se había espantado.
Me levanté y fui hasta la ventana. Vi el amanecer.
Escuché el quejido de Drake al despertarse.
- ¿Helka? - observé cómo me buscaba en la cama.
- Aquí estoy - dije haciéndole seña.
- Ven - dejo caer la mano al colchón y cerró sus ojos.
Fue donde el. Me lancé en la cama sonriendo.
- ¿Por qué estas feliz? - preguntó.
- ¿No debo estarlo?... Lo tengo todo, te tengo a ti - me apoyé en su pecho. Sentí su mano acariciando mi cabello. Cerré mis ojos disfrutando nuestro momento. Hasta el punto de quedarnos dormidos.
Escuchaba golpecitos al otro lado de la puerta. Alguien la estaba tocando.
- Drake, Drake - le llamé. Este despertó rápido y me miró confuso - Están tocando la puerta.
Se levanta y la va a abrir, mientras observaba su musculoso cuerpo destapado de la cintura para arriba.
- Buenos días - escuché la voz dulce de Agnes, me senté de inmediato.
- Buenos días Agnes - dijo Drake.
- Cariño - le dije y se acercó a abrazarme - buenos días.
- Hugo te llama - avisó Agnes. Drake asintió y fue hasta donde Hugo.
- Agnes... Quiero encontrar a mi madre - dije para empezar.
Drake
Hugo estaba en el taburete de la cocina.
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