La primavera se estaba acercando, así que era inevitable que estuviese un poco fresco. Tal vez debido a que el año nuevo estaba llegando, toda la ciudad Z estaba inmersa en un bullicioso entusiasmo, pero a pesar de que el frío viento atacaba la ciudad floreciente, no se apagaba el ánimo de nadie.
El cielo oscuro estaba brumoso cuando empezó a lloviznar. La alegre ciudad de pronto parecía tener también un indicio de indistinta tranquilidad.
Un Volkswagen passat negro condujo lentamente afuera del estacionamiento subterráneo de un alto edificio en el distrito norte de la ciudad Z. Atravesó la larga y amplia carretera e hizo su camino derecho al centro de la ciudad.
Las calles parecían muy oscuras de noche, lo que se acentuaba a causa de la caída de la espesa llovizna, que hacía que las luces a ambos lados de la calle parecieran aún más tenues.
En el asiento del conductor, Xi Xiaye maniobraba el volante de manera constante con una mano, mientras que la otra estaba apoyada en la ventana abierta del auto. El viento gélido fluía continuamente a través de la ventana, alborotando su cabello hasta los hombros y dejándolo hecho un lío.
Usaba una blusa negra y unos pantalones negros por debajo. Por fuera, llevaba un cortaviento rosado brillante con unos tacones negros. Así era como Xi Xiaye usualmente se vestía, ya que no tenía mucha ropa.
Además del aburrido traje negro profesional que usaba durante todo el año, no tenía muchas otras vestimentas.
El restaurante del centro de la ciudad Z estaba lleno de visitantes.
Xi Xiaye entró con pasos elegantes; su fría mirada examinó brevemente todo el restaurante. Entonces, finalmente, sus agudos ojos se situaron en cierto rincón donde había una mesa.
Xi Xiaye aceleró su pasó y caminó hacia allá. El hombre que estaba sentado allí, que había estado esperando por un buen rato, guardó su teléfono. Levantó la vista hacia Xi Xiaye y, cuando la miró más de cerca, una intensa luz brilló rápidamente en sus ojos.
—¿Señor Wang Hong?
Su voz hostil y levemente ronca sonó, y la mirada inquebrantable de Xi Xiaye atravesó, indiferente, al hombre que tenía frente a ella.
El hombre lucía de aproximadamente 30 años. Llevaba puesto un traje y tenía una apariencia ordinaria. No se podría decir que era guapo. Cuando vio a Xi Xiaye, hubo una pequeña sonrisa en su rostro, pero Xi Xiaye pensó que parecía un poco ostentoso.
El hombre asintió y, rápidamente, se levantó.
—Sí, soy Wang Hong. ¿Es usted la señorita Xi Xiaye?
Xi Xiaye lo confirmó, luego, sacó la silla frente a él y se sentó.
—Mis disculpas por hacerlo esperar.
Wang Hong también se sentó. Su voz sonaba un poco pomposa.
—No es nada. Es justo y apropiado que los hombres esperen a las mujeres, pero está bien, siempre y cuando no haya una próxima vez. Estoy seguro de que conoce mi situación, señorita Xi, pero no estoy muy seguro de su historia. Es mejor si pudiese presentarse primero.
Xi Xiaye asintió, indiferente.
—Ordenemos primero.
Luego, hizo un gesto a la camarera para que tomara sus órdenes.
—Soy Xi Xiaye. Trabajo en la Glory World Corporation y tengo 26 años.
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