− ¿Hacen muchas fiestas aquí? Pregunto dándole un sorbo a su cerveza.
− Hoy es el cumpleaños de la esposa del dueño, por lo general no es tan ruidoso el bar.
− Entiendo, es muy bonito por dentro.
− ¿Qué esperabas, una taberna de mala muerte?
− ¡Claro que no! Confieso que no me esperaba algo así lujoso para estar tan aislado del todo.
− Nosotros también vivimos bien Megan.
− ¿Qué quieres decir con eso?
− Que no solo en la ciudad se puede vivir bien.
− Eso ya lo sé, no hace falta que me lo digas. ¡Creo que me juzgas sin conocerme Jack!
− En ese caso déjame conocerte Megan.
Su petición le helo la sangre, aquellas palabras susurradas en su oído la dejaron sin habla. Lo miro a la cara mientras él la observaba tomando un trago de cerveza. Él se levantó y la tomo de la mano y la llevo hasta la pista de baile.
− Jack espera te dije que no sé bailar.
− Es fácil, con el pie derecho te mueves así y con el izquierdo así el resto solo déjate llevar por mí.
Megan puso de su parte para seguir el paso de la música pero torpemente fracaso, mientras que Jack como todo buen cowboy bailaba con mucha experiencia con sus dedos pulgares metidos en los bolsillos mientras la miraba con una sonrisa que la derretía por dentro.
Luego cambiaron la canción y paso a una más lenta , donde las parejas comenzaron a juntarse bailando en una danza de amor, Jack la tomo de la cintura y la arrimo hasta tenerla muy cerca.
− Estas canciones deben bailarse más apretados, no estés tan tensa déjate llevar.
− Es muy fácil para ti porque ya te sabes los pasos. Además ese tema es bastante íntimo.
− ¡Es un buen tema Megan!
Escuchar su nombre de los labios de él, era como una descarga de adrenalina rodándole por el cuerpo. Presentía que aquel atractivo y peligroso vaquero le estaba gustando más de la cuenta y eso representaba un serio problema.
Bailaban al compás de la canción, Jack la llevaba perfectamente mientras que el olor de su perfume la tenía embriagada y sin contar que se encontraba en los brazos de él con la mejilla en su pecho, ella muy osada paso sus delgados brazos alrededor de su cuello, parecían una pareja como todas las de su alrededor.
− ¿Estás disfrutando de la fiesta?
− Sí, es una buena fiesta.
− Me alegra. Tendré que entretenerte toda la noche, desde que llegamos no te han quitado los ojos de encima.
− ¿De qué hablas?
− Por aquí dejar una mujer sola significa que tendrás muchos hombres invitándote a bailar. Y supongo que no quieres eso.
− No, claro que no.
− Por eso debo estar cerca de ti siempre. ¡Deben saber que estás conmigo!
− ¿Por eso ocurren tantas peleas en estos bares?
− Si algunas veces.
− Yo no quiero peleas. Pidió amablemente.
− Y no las habrá descuida. Respondió dulcemente.
Algo estaba cambiando en ambos, y ellos no se estaban dando cuenta de ello. La canción casi llegaba a su fin y aun habían parejas bailando en la pista.
− ¿Por qué no vamos a beber las cervezas? Le dijo él.
− Si estoy sedienta. Gracias a dios él se había separado de ella.
− ¿Cuándo regresas a Atlanta? Le pregunto curioso.
− Hmm… Había dejado todo arreglado para dos semanas, pero en vista que tú y yo no nos la llevamos bien pensaba regresar en un par de días.
− ¿Así que quieres regresar por qué no te caigo bien? Le dijo riendo.
− No te burles. No me has dado el mejor de los tratos desde que llegue aquí.
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