POV Yanet
-Ya están retirándose - habló Junior
-Gracias por darles el avisó Junior - le di una cálida sonrisa
Cómo lo amo.
Pero soy mala para él.
-¿Cómo sigue Leopoldo? -pregunto suavemente
Ambos estábamos en el jardín observando las flores.
Según me dijeron Minesa ama este jardín, que fue especialmente hecho para ella.
Que hermoso.
-Sigue dormido, solo espero que pronto lo haga - susurré con tristeza
Empecé a caminar lentamente, sentía la mirada de Junior en cada movimiento.
Mi corazón late fuertemente.
Tengo miedo.
Mucho miedo.
No quiero perderlo.
No a él.
Ya no.
-¿Extrañas a Orión? - paré ante aquella pregunta, sentí pequeñas lágrimas recorrer mi mejilla
Mi Orión.
Mi hijo.
-Cada día de mi vida - observé el cielo nublado - extrañarlo es una agonía, muero cada día
-Nuestro hijo no debió morir así - susurró suavemente, pero yo sentía a mi corazón retorcerse de la culpa
Yo soy la culpable.
Yo debí morir.
-Lo sé Junior - más lágrimas brotaban - debí morir yo, yo debí morir
Fue como una cuchillada.
Gritaba que me dejará, mientas ella actuaba yo me moría al presenciar la muerte de mi hijo.
Golpeaba las rejas, gritaba, sollozaba, me moría.
Luego apareció Junior y el miedo a perderlo me enfurecía.
Beatriz hacia lo suyo.
Su plan salía perfecto.
Lo peor fue cuando volví a tomar mi cuerpo, estaba en medio del bosque.
Mis lágrimas caían sin parar, caí de rodillas y lloré.
Lloré una y otra vez.
Me ahogue en mi propio dolor.
Estaba sola.
Confundida.
Triste.
Dolida.
Los días siguientes fueron peores, las ganas de comer eran nulos, yo solo lloraba.
Lloraba y lloraba.
Me refugiaba en la oscuridad, muchas veces intenté matarme, pero ella me frenaba.
Luego sus insultos inundaban mi mente.
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