"¿Vas a contestar la llamada?" preguntó Gerard cuando vio a su esposa mirando su teléfono al entrar en el coche después de haber cargado las bolsas de la compra.
"Puede ser mis parientes codiciosos."
"Sabrás quién es cuando respondas. No puedes huir para siempre. No les tengas miedo. Me tienes a mí."
Con él alrededor, él la apoyaría pase lo que pase.
Celestia se sintió abrazada por un cálido cosquilleo cuando Gerard dijo que la tenía. El chico podía tener muchos defectos, pero ella tampoco era perfecta. Gerard había hecho mucho por ella, incluso aunque se casaron sin saber nada el uno del otro.
Eso le dio otro punto a favor de Gerard en los libros de Celestia. Celestia aceptó la llamada del número desconocido.
"Celestia, soy yo. Abuelo."
Una voz ligeramente desconocida resonó con autoridad por teléfono. A pesar de haber perdido el contacto con la familia en el pueblo natal, Celestia identificó la voz como la de su abuelo.
Celestia respondió con un murmullo, esperando a que su abuelo continuara.
"Miguel te llamó por la tarde para decirte que tu abuela está enferma y necesita ser ingresada en un hospital de la ciudad. Se suponía que debías hacer una cita con un especialista, pero no lo hiciste. Hemos llegado hasta aquí solo para que nos dijeran que debíamos repetir el examen antes de que abuela pudiera ser ingresada ya que no teníamos una cita.
¿Dónde están tú y tu hermana? No pudimos encontrarte en tu última dirección. La gente que vive allí dijo que te mudaste hace mucho tiempo. ¿No podrías habernos avisado a tu familia de antemano? ¿No tienes ningún respeto por tu familia?
Muchas personas nos han acompañado en este viaje, así que no tenemos dónde quedarnos. Date prisa y envíanos tu dirección actual por mensaje de texto. Necesitamos alojamiento por dos días. Cocina algo ahora mismo. No hemos cenado. También podrías enviarme algo de dinero si piensas que podríamos ser una molestia en tu casa. Podemos quedarnos en el hotel."
Celestia sintió una oleada de sangre en su cabeza.

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