Ven... a Mí romance Capítulo 4

Melissa.

El clima ha hecho que vea con más fuerza el día opacado, así como yo misma me siento. Un suspiro es exhalado de mi boca, mientras pienso cómo puedo redactar una cita simple, que me pasó Alice hace tres días.

«Si sigo así perderé mi trabajo»

Una semana ha pasado desde el día en que hablé con mi amigo Luc, de resto ni mensajes ni llamadas, nos hemos devuelto de parte de ninguno de los dos.

Son años de amistad, años de aventuras, risas, tristezas y apoyo incondicional de parte y parte. ¿Qué pasó este año? ¿Fue acaso mi relación con Erick lo que nos distanció? ¿Mi trabajo? ¿Mi falta de atención?

Pensar que ya no estará en mi vida o que no será como antes, me causa muchas emociones juntas que no logro descifrar con claridad.

—¡Explícame! ¿Por qué no tengo lista la redacción que te pedí? —la voz chillona y un poco irritante de Alice para mi ánimo, hace que me duela la cabeza.

—Alice… —digo en tono bajo para que ella entienda que me aturde. Sin embargo, cuando voy a proseguir, ella no me deja continuar.

—También quiero saber, ¿Cómo es que ha pasado más de una semana y no tengo la entrevista con Mancini, Melissa?, como también, tu falta de atención a las otras cosas que te he pedido, como también….

—¡¡¡Alice!!!

La mujer enmudece a la vez que su rostro se coloca rojo de ira, ¿Qué he hecho?

«Ahora sí estoy despedida»

—Lo… Lo, ¡Lo siento, Alice! ¡Perdona!, no me siento bien, me duele mucho la cabeza, ¡Por favor!

—Solo quiero dejarte claro que estás muy atrasada, Melissa, y sabes muy bien que no me gusta para nada las personas irresponsables —dice tan seria como nunca, mientras asiento a sus palabras.

—No volverá a suceder, te prometo me pondré al día.

—Eso espero… —dice, y se da la vuelta para retirarse.

Entonces me siento derrotada en la silla, resoplando algunos mechones en mi cara. Y que Dios me ayude, porque ahora mismo, no tengo ni idea de cómo haré para conseguir, ¡el pedazo de entrevista esa!, y más en mi caso y en mi lugar.

El sonido de mi celular me hace despegar de la mesa, y una leve emoción se instala en mi pecho pensando que pueda ser…

Pero no, no es Luc, es su hermana.

Aroa.

—¿Aroa?, pero, ¿y este milagro? —respondo la llamada sorprendida.

—¡Hermana! —contesta ella, mientras una sonrisa se desliza en mi boca.

La pequeña Aroa como todos le decimos, tiene 20 años, así que es la menor de los seis, por ello todos la vemos aún como una chiquilla.

—Cuéntame a qué se debe el honor —respondo.

—Pues no es algo que diga que es un favor enorme —dice y yo tuerzo los ojos—. Pero es que le pedí dinero a mi hermano y…

—No te dio…

—Exacto. Y le tiene prohibido a Bruno que me ayude, ¿Puedes creerlo?

—Eso es algo muy injusto —repongo—. Y más porque quizás va mitad de mes y ya te gastaste la cuota mensual que te da tu hermano, y no es porque te diga que tú malgastas, ¡Para nada!

—¡Mell! —chilla al otro lado del auricular—. ¡Es de carácter urgente!, ¡En serio! Te los pagaré en cuanto entre mi siguiente cuota.

¡Por supuesto!, Aroa no llamaría ni en un millón de años a Sara, y menos a Andrés, ya que estuvo parte de su vida enamorada de él hasta que se dio cuenta de que era un mujeriego sin reparo.

—¿Dime para qué lo necesitas?

—Bueno, esta vez no solo necesito el dinero…

—¡Ah, ¿no?!

—No… Pues es algo simple, te llamo porque quiero que me acompañes al salón de belleza, y así tú también te consientes…

—¿Es en serio?, ¿Pará eso te urge el dinero?

—¡Escucha! —Dice apresurada—. Este fin de semana es muy importante para mí, Mell, y necesito arreglar mi cabello, mis uñas… ¡¡Plisssss!!

Un soplido sale de mi boca.

—Si Luc se entera de esto, me matará, no puedes…

—No le diré no te preocupes… —ella interrumpe—. Aparte él ya tiene una ocupación que lo distrae bastante.

Las risillas de Aroa me erizan la piel al instante, mientras su comentario trata de desestabilizar todo mi cuerpo. ¿Qué ha dicho? ¿Acaso es lo que yo entendí? ¿Pero cómo?

—Saldré más temprano hoy, dime donde te recojo y paso por ti —digo tan rápido como puedo.

—¿Es en serio? Yo, yo… ¡Ay, Mell! ¡Muchas gracias!

—No te preocupes, pásame la dirección en donde vas a estar y te busco a eso de las cuatro. Conozco un sitio genial para lo que necesitas.

—¡Wooow!, ¡Sí! Te la paso cuando cuelgue. ¡Te re amo hermana!

Capítulo 4 1

Capítulo 4 2

Capítulo 4 3

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ven... a Mí