Melissa.
¿Todo lo que había escuchado era real? Debía ser un sueño, o, mejor dicho, una pesadilla. Sí, eso debía ser. Porque por más que razonaba, por más que le buscaba un punto de inflexión a todo esto, no lograba tener una respuesta para la estupidez que estaba cometiendo Luc.
Estaba respirando hondo, tratando de pensar que hacer para sacar a Jeremy de esta situación de la que no tenía nada que ver. Pero no quería hacer un escándalo. Luc y yo estábamos cubiertos de espinas, heridas y muchas cosas sin resolver, que hacían del momento algo impenetrable.
No sabía qué estaba pasando con él, ni qué tenía en su cabeza, o si simplemente todo esto era consecuencia de lo que Sara estaba inyectándole diariamente, pero de lo que si estaba segura es que él estaba furioso como nunca lo vi antes, su semblante era molesto, estresado y muy frustrado por alguna situación que lo tensaba.
Mientras vi que Jeremy siguió a Luc sin dejarse amedrentar, le tomé por el brazo abriéndole los ojos y susurré inteligentemente.
—Por favor discúlpame, no caigas en su juego, prometo que te contaré de qué se trata todo esto si salimos ya mismo de aquí.
—Déjalo que sufra —respondió Jeremy decidido y su confesión solo me creo más nerviosismo en el cuerpo.
¿Déjalo que sufra? ¿Estos hombres de donde habían salido? ¿Querían volverme loca, acaso?
¿Dónde estaba la seriedad de mi feje?
¡Por Dios bendito!, que si no resultaba muerta de este almuerzo haría todas las oraciones necesarias dando gracias a Dios por salir ilesa de todo esto. Además ¿Por qué todo el estrés debía suscitarse en las comidas?
Llegamos a una mesa bastante lujosa, y casi que todos corrían por atendernos de inmediato. Antes de que llegáramos, Luc abrió una silla y asomó su mano para que yo me sentara.
Miré a Jeremy, este solo hizo un clip con el ojo y yo procedí a seguir la orden de Luc.
Cuando me senté, él abrió otra silla y la puso casi pegada a la mía, sin atender en ningún momento a Jeremy.
Apreté mi mandíbula. Cuando todos estuvimos sentados mirándonos las caras, yo podía incluso sentir el aliento de Luc.
Ellos tomaron sus cartas y luego yo la mía sin dejar de mirar a Jeremy.
—Me gusta este vino —dijo Jeremy mostrándome la carta, pero fue rápidamente interrumpido por Luc.
—No le gusta comer con vino —dijo sin mirarnos y la rabia se acrecentó en mí.
—Esta vez tomaré vino —dije decidida y Él alzó su mirada hacia mí—. Tomaré el que escogiste —le dije a Jeremy con una sonrisa y luego pedí un plato desconocido.
—Parece que tu chica está cambiando de gustos —las palabras de Jeremy solo me hicieron levantar el rostro sorprendida, de hecho, por primera vez en la tarde temí por la reacción de mi amigo.
Vi como su cuerpo se tensó y por un momento mi pecho se hundió, no me sentía bien colocándolo en esta situación, él merecía mi desprecio, y rabia, pero yo no era esa clase de persona. No me gustó esa indirecta de Jeremy así que le puse la mano en el muslo de Luc de inmediato.
Sin embargo, el timbre de un móvil sonó y Jeremy sacó un teléfono de su chaqueta y asomó un dedo en mi dirección.
—Discúlpame, es importante —se levantó en seguida, dejándome a mí con el embrollo encima.
Quité mi mano de su pierna y luego lo miré fijamente.
—¿Por qué estás haciendo todo esto? —le pregunte muy seria.
Luc apretó su mandíbula y su mirada era enigmática.
—Porque mi chica, como dice el maldito de tu jefe, ha cambiado completamente —dio su respuesta como si estuviera sufriendo, y yo no podía entender nada—. ¿Por qué el afán de hacer mal las cosas? —preguntó ante mi silencio.
—Déjame en paz, Luc, estás loco ¿me escuchas? Él es mi jefe, y si fuera otra cosa, creo que tú no debes intervenir, ¿acaso olvidas que me pediste que me olvidara de ti?, ¿estás corto de memoria?, ¡estoy cansada de tus arranques! —dije levantándome de la mesa—. ¿Por qué no mejor vas a consolar a Sara y a creer en todo lo que ella te diga? Creo que ustedes dos se verían muy bien juntos…
Luc abrió mucho los ojos como si mis palabras lo hubiesen dejado sin fuerza.
Se levantó de la mesa también, y se acomodó su chaqueta.
—Porque soy un idiota, cara, a pesar de todo lo que haces, y de lo que ahora eres, te amo con el alma… —mi corazón se hundió.
—Luc… escúchame —me acerqué tomándolo del brazo, pero él colocó la mano en mi mejilla mientras miraba la boca.
—Hubiese deseado con mi alma que las cosas fuesen diferentes…
Deslizó sus dedos en mis mejillas y luego rozo mis labios. Se acercó dando un beso apasionado.
—Que tengas bueno provecho, cariño, te dejaré en paz —luego se retiró del lugar para dejarme caer en la silla nuevamente. Hubiese preferido que me mentara la madre en vez de esto.
Vi como Jeremy se acercó nuevamente intentando buscar a dónde se fue Luc. Pero él ya no iba a volver ¿o sí?
—¿Dónde está tu amigo? —preguntó con interés
—Creo que no volverá Jeremy, perdóname, pero ya no tengo hambre.
Él asintió y me miró fijo.
—Sabía desde qué llegamos, que no podríamos comer en este ambiente tan tenso.
—No, escucha, la comida es deliciosa aquí.
—No me refiero a eso, ¿salimos?
Asentí con la cabeza gacha y volví la mirada hacia todos lados, pero Luc no estaba por ningún lado y esta situación ya me estaba hartando.
El silencio se prolongó en el auto de mientras yo iba ensimismada en mis pensamientos, este fin de semana, supuestamente nos reuniríamos todos en la cabaña, y yo necesitaba comprar regalos.
Negué varias veces y luego miré a Jeremy con aprensión.
—¿Quieres acompañarme a hacer compras?
Él soltó una carcajada.
—¿No crees que tengo trabajo de sobra?
—¡Vamos! Estamos a dos días de salir de descanso, además ¿no te reunirás también con la familia?
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