VENDIDA (COMPLETA) romance Capítulo 44

—Perdóname, estaba distraída y no te había visto —dije apenada mientras ese chico recogía nuestros celulares del suelo

— Yo también lo estaba, no se preocupe —Habló agachándose para recoger los celulares, luego que los tomo se levantó y pude mirarle bien el rostro, ya entiendo porque su voz me era conocida— Raquel, que gusto verla otra vez —Habló Nicolás con una sonrisa

—Lo mismo le digo, señor Hora.

— Llámame por mi nombre mejor, ya se lo había dicho, lo de señor me hace sentir viejo

—Cierto, discúlpame —dije y solté una leve risa

Nicolás: Bueno, supongo que esto es tuyo, acá tienes —Habló mientras acercaba hacia mí su mano con mi celular en ella

—Gracias —le sonreí agarrando mi celular y luego lo guardé en el bolso que yo traía

— Oye, ¿Joel está en su departamento? —preguntó alzando una de sus cejas

—No, hace horas él se fue a la empresa de sus padres

Nicolás: Oh, ya veo que vine por gusto —habló haciendo una mueca— ¿Vas de salida? —preguntó

—Sí —le respondí

Nicolás: Ahm, ¿sabes? Tengo el resto del día libre y no sé tú, pero a mí me gustaría ir por un café o por un helado contigo, lo que prefieras. ¿Qué me dices? —preguntó inseguro de mi respuesta

—Pues sólo iba a caminar al parque así que sí, vamos —dije sonriendo

La verdad no tengo mucho trato con él, sólo hemos conversando en dos ocasiones, con esta serían tres, pero a pesar de eso decidí aceptar su invitación porque algo de compañía no cae mal, además Nicolás me cae bien

— ¡Señor Horan! —Habló la portera del edificio llamando nuestra atención, cuando volteamos a la derecha ella venía caminando hacia nosotros

— Sí, dígame —dijo cuando ella se acercó por completo

— El señor Pimentel les dejó estos documentos por si venía, aquí tiene —habló entregándole unas carpetas que tenía en sus manos.

— Justo lo que necesitaba, muchas gracias —habló cuando agarro las carpetas y le regaló una sonrisa

— No es nada —la mujer le devolvió la sonrisa— Por cierto, señorita Raquel, hoy le llegó correspondencia, se la haré llegar más tarde

—Está bien Mónica, gracias —le sonreí

— Ok, bueno debo retirarme, con permiso —Habló y se marchó por donde vino

— ¿nos vamos? —preguntó y asentí con la cabeza sonriendo

...

En cuestión de minutos llegamos a una cafetería, Nicolás estaciono el auto frente a la misma, luego se bajó del carro, me abrió la puerta y me ayudo a bajar, le di las gracias y entramos a la cafetería

En cuanto nos sentamos en una de las mesas vacías un mesero se nos acercó

— Buenas, ¿qué desean ordenar? —preguntó después que sacó una libreta y un lapicero de su delantal

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