PDV Tomas
Vincent y yo
caminamos rápidamente hacia un lugar apartado de mi sala, estábamos solos, y al
llegar ambos nos sentamos y lo mire fijamente.
— ¿Y bien
Vincent? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué viniste? —le pregunte.
—Bueno Tomas,
estaba yo el otro diciéndole a las hierbas malas que se volvieran buenas,
cuando de repente me di cuenta de que debía venir a tu casa a hablar contigo.
— ¿Sobre qué
vienes a hablar?
— ¿Sobre qué?
Bueno, vamos a empezar por el hecho de que me has aplicado la ley del hielo
durante más de 1 mes, ¿Podemos empezar por eso?
—Ya que vas a
empezar por esa parte, también vamos a empezar a hablar sobre cómo me engañaste
para hablar con Clara a pesar de que yo no quería.
—Tomas, eso fue
un accidente, ella me forzó a hacerlo.
— ¿Te forzó?
—Así es.
— ¿Cómo? ¿Acaso
te apunto con una pistola y te amenazo con que te dispararía si no me llamabas
y le pasabas el teléfono?
— ¡No inventes
Tomas!, ¿Cómo adivinaste? Eso fue justo lo que paso, yo trate de resistirme,
pero Clara fue más fuerte y no tuve otra opción.
—Vincent, si
sigues así vas a tener que irte de mi casa.
—Vamos Tomas, con
lo que me costó llegar hasta aquí.
—Vincent…
—Bien, bien, hora
de ponerse serio, Clara me convenció de hacerlo Tomas, a fin de cuentas
seguíamos siendo socios ella y yo, y además ¿Qué daño podía hacer una llamada?
—Por culpa de esa
llamada casi me avergüenzo ante ella al decirle un par de cosas por puro
impulso, eso paso por tu culpa Vincent, si no me hubieras llamado esa
conversación no hubiera tenido lugar y no hubiera tenido que hacer lo que hice
después de eso ¿Qué tienes que decir ante eso?
—Que si de verdad
no hubieras querido hablar con Clara… hubieras cortado la llamada a penas
escuchaste su voz, de esa forma no hubiera pasado lo que paso ¿Por qué no lo
hiciste Tomas?
Me quede mirando
a Vincent fijamente cuando el bastardo término de decir esto último.
Unos instantes después,
abrí mi boca para hablar… no salió ninguna palabra…
PDV Teresa.
Después de llegar
a mi casa y encontrarme con Richard, ambos nos sentamos en la sala, había
pensado una y otra vez lo que iba a decirle, pero cuando llego el momento tuve
bastantes nervios, no sabía cómo se lo iba a tomar, y eso era preocupante.
Al final termine
por decirle todo, ya no podía guardarme nada y tenía que contárselo.
Justo como
esperaba, Richard estallo, y de un modo muy feo, se puso muy histérico cuando
escucho que había logrado encontrar a nuestro padre y bajo qué condiciones lo
encontré, y lo que más pareció enojarlo fue el hecho de saber lo bien que le
iba en estos momentos.
De entre todo lo
que le dije eso fue lo que le altero más.
Después de dejar
salir un poco su enojo, se fijó en mí y
me pregunto una y otra vez donde estaba, donde podía encontrarlo, parecía muy
ansioso de verlo.
Le dije que no lo
sabía, solo lo encontré por pura casualidad en una fiesta, pero al mismo
tiempo, podía llegar a ubicarlo.
Nuestro padre era
socio de Tomas, y quizás si se lo pedía a este, podría llegar a organizar una
reunión con nuestro padre, no sé de qué forma exactamente, pero había la
posibilidad.
Richard me
pregunto cómo podía contactarlo y bajo que circunstancias, no le dije mucho
acerca de Tomas, solo le dije que podía llegar a reunirnos con él gracias a los
contactos que tenía con un amigo, por lo que había oportunidad de poder
encontrarlo y hablar con él.
Richard me miro
desconfiado, pero después de unos momentos, me pidió que le dijera a ese
“amigo” que nos reuniera con nuestro padre sin importar que, parecía ansioso
por verlo.
No iba a aceptar
un “no” como respuesta, suspire un poco, para poder reunirnos con nuestro padre
iba tener que pedírselo a Tomas, y ni idea de que podría hacer este para poder
hacerlo posible y eso sin mencionar que no sabía si iba aceptar o no, había la
posibilidad, pero no estaba segura.
De todas formas
Richard ya se había alterado mucho y quería que hiciera posible esa reunión,
iba a tener que ver si era posible, le dije a Richard que iba a ver si podía
hacerlo, aunque no quedo del todo conforme con mi respuesta.
Mientras
arreglábamos un par de detalles en la sala, escuchamos la puerta sonar, alguien
la estaba tocando, Richard tardo unos segundos antes de caminar para poder
abrirla.
Me quede viendo
su espalda, y pensé en lo que podría hacer si veía a nuestro padre,
¿Reaccionaria del mismo modo que yo? Mis circunstancias fueron especiales, no
me espere esa reunión, pero Richard si lo estaría si llegáramos a reunirnos…
¿Reaccionaria igual?
Vi a Richard
abrir la puerta y conversar con la persona que estaba allí parada, pude ver de
reojo que se trataba de una mujer, pero Richard me tapaba.
—Teresa… te
buscan aquí —me dijo Richard.
— ¿A mí? —dije
involuntariamente mientras me levantaba del sofá de la sala.
—Sí, una mujer
llamada Mía.
¿Mía? ¿La hermana
de Vincent?
¿Qué hace aquí?
Es más… ¿Cómo supo donde vivo?
Tenía muchas
preguntas en mi cabeza, pero tras unos segundos de vacilación, camine para
reunirme con Mía, llegue a la puerta y pude ver a esta última, se veía igual de
bien que la última vez que la vi, tenía una camisa blanca con algunos adornos
dorados y una falda roja que le llegaba a las rodillas.
Pude ver las
miradas que le hacía Richard, obviamente le había gustado… y con razón.
—Hola Teresa, me
da gusto verte otra vez —me dio Mía mientras me sonreía.
—Igualmente —le
respondí.
— ¿Puedo pasar?
Tengo un par de cosas que hablar contigo.
—C-claro, pasa
—le dije mientras me hacía a un lado
junto con Richard para darle paso a Mía, la cual paso dándonos las gracias.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO