PDV Teresa
—Me dices que harías
todo por mí, pero me pides un favor a cambio Vincent…
—Bueno Teresa,
nada en este mundo es gratis, recuerda que me debes un favor Teresita, adiós,
me pasas los datos de la subasta después —me dijo Vincent antes de colgar el
teléfono.
Hubiera querido
decirle más, pero no me dejo hacerlo, se quedó con la última palabra, suspire,
ya tenía a Vincent, faltaba ver si Mía estaría dispuesta, aunque no tenía
muchas expectativas con ella.
Marque el número,
y llame a Mía, mientras hacía esto, mi hermano y Daisy llegaron conmigo, y
cuando Richard se enteró de que estaba llamando a Mía para hacerla participar
en la subasta, trato de detenerme, incluso trato de quitarme el teléfono.
Daisy tuvo que
ayudar a detenerlo.
—Hola Teresa,
¿Qué ocurre? —me pregunto Mía al contestar y poco después de saludarnos.
—Mía… quiero
pedirte algo, pero si no estás de acuerdo no tienes que hacerlo.
—Suenas rara
Teresa, habla, dime que ocurre.
Le conté a Mía
acerca de la subasta y las necesidades que teníamos en la universidad, me escuchó
atentamente.
—Entiendo Teresa…
lo siento, pero ese tipo de eventos no es lo mío.
—Ya veo.
—Discúlpame por
no poder participar.
—No, no, lo
entiendo.
—Aun así le diré
a varias amigas que vayan y participen en la subasta, alguna chico de tu
universidad debe llamarles la atención, voy a cooperar de ese modo.
—Bien, gracias Mía.
— ¿Le preguntaste
a Vincent? Aunque odio admitirlo, creo que si invitas a Vincent vas a poder
obtener bastante dinero para tu universidad.
—Sí, ya lo
invite.
— ¿En serio?
—Sí, hablamos
hace poco, justo antes de llamarte a ti.
— ¿Y acepto?
—Sí, va asistir,
me lo prometió.
—Que bien Teresa,
con él podrás obtener bastante dinero en la subasta… ¿Por qué no le dices que
invite a un par de sus amigos? Conozco a varios de ellos y son… muy bien
parecidos.
— ¿De verdad?
—Sí, dile que los
invite.
—No lo sé Mía,
creo que eso ya sería demasiado.
—Nunca es
demasiado cuando se trata de ayudar a la universidad Teresa, pero si lo
consideras así, pues no lo hagas, aunque desperdicias una gran oportunidad.
— ¿Tú crees?
—Sí, confía en mí,
dile a Vincent que invite un par de amigos, ellos deben valer mucho.
—Bien, lo voy
pensar Mía, gracias por la sugerencia.
—No hay problema,
pásame los datos del evento para decirle a mis amigas que asistan.
—Lo hare, gracias
por todo, adiós —le dije a Mía antes de colgar el teléfono.
Después de
colgarle a Mía, Richard se abalanzo sobre mi preguntándome que paso, no se calmó
hasta que le dije que Mía no iba a asistir, Daisy se mostró decepcionada aunque
se alegró de que Vincent hubiera aceptado.
Richard se fue
poco después y Daisy y yo quedamos solas, esta última aprovecho y me dijo que
invitara también a Tomas.
Este último era
igual de atractivo que Vincent, y al igual que él, debía valer al menos varios
cientos de miles de dólares, si lograba tenerlos a ambos en la subasta, de
seguro podríamos alcanzar la cifra de 1 millón de dólares con ambos.
No quería
hacerlo, pero Daisy me insistió una y otra vez, mire mi teléfono, y empecé a
marcar el número, pero cuando estaba a punto de llamar, termine por cerrar el
teléfono.
— ¿Qué te pasa
Teresa? Vamos, llama a Tomas y dile que venga a la subasta, si subastamos a
Tomas y Vincent podríamos obtener bastante para la universidad —me dijo Daisy.
—Mejor no lo
hacemos Daisy.
— ¿Por qué no?
¿Si escuchaste que entre los 2 podríamos llegar al millón de dólares?
—Sí, sí, ya
escuche eso Daisy.
— ¿Entonces por
qué no lo llamas también? Ya tenemos a Vincent, nos falta él.
—Tomas no es como
Vincent, Daisy, debe de estar muy ocupado en estos momentos, y no debe tener
tiempo para este tipo de cosas.
—No puedes estar
segura hasta intentarlo Teresa.
—Créeme Daisy, lo
sé, mejor no molestarle con todo esto, de todas formas Mía me dijo que Vincent también
tiene varios amigos bien parecidos y si logro que los traiga de seguro
compensaran el que Tomas que no vengan… con todos ellos juntos llegaremos al millón
seguramente.
—Lo mejor sería
tenerlos a todos y rebasar el millón Teresa, a veces eres muy terca.
—Perdón, perdón,
pero créeme que es lo mejor —le dije a Daisy, antes de llamar de nuevo a Vincent.
No quería que
Tomas se subastara en el evento del a universidad y terminara teniendo una cita
o algo con una de las mujeres acaudalas que venían al evento, no sé por qué,
aunque creo que era porque cuando me imaginaba a esas mujeres, terminara por
pensar en Clara, y cuando me imaginaba a Tomas con alguien como ella, me
terminaba desagradando mucho la idea.
Mejor no involucrarlo
en esto, por suerte Mía me dio una sugerencia muy buena, llame a Vincent y le
dije que trajera a un par de sus amigos más atractivos, el tonto jugo conmigo
por bastante tiempo al preguntarme una y otra vez como podría él saber si un
hombre era atractivo o no.
Hasta me pregunto
si yo pensaba que él se fijaba en cuál de sus amigos tenía el mejor “trasero”.
Después de varias
idas y vueltas hice que Vincent me prometiera que traería a un par de sus
amigos al evento, aunque no podía prometerme si serian atractivos o no.
Según Vincent, él
era un hombre, no podía saber si un amigo suyo era guapo o no.
—Vincent, más te
vale que no me hagas ninguna broma ese día.
—No te preocupes
Teresita, veré a quien traigo, aunque como dije, yo no puedo saber si mis
amigos son guapos o no, yo no me inclino por allí Teresa.
—No se trata de
eso Vincent, solo no me hagas ninguna broma.
—Te prometo que
no lo hare, hare lo mejor que pueda.
—Eso espero —le
dije antes de colgar.
— ¿Y bien? —me
pregunto Daisy.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO