PDV Tomas
Queme la carta
que Sarah me dejo, mientras me imaginaba que era ella a la que quemaba, estaba
muy enojado y frustrado, y no tenía nada con que desquitarme, sentía el impulso
de gritar, pero no lo hice, sentí que sería estúpido a pesar de que estaba solo
en mi cocina.
Después de quemar
el papel, me senté en la mesa cercana y pensé en lo que podría hacer, me jale
muchos los cabellos tratando de pensar, pero no se me ocurrían ideas, Clara me tenía
en todo sentido.
No había forma en
la cual podría salir de esta, al menos yo no veía forma salir, estaba contra la
pared.
2 opciones… y
ninguna de las 2 me es muy atractiva…
Mientras pensaba
en mi cocina sobre qué hacer con respecto a Clara, recibí una llamada, alce mi
teléfono y vi que era Mía… en estos momentos me sentía mal, y en realidad no quería
hablar con una mujer por ahora teniendo en cuenta todo lo que había pasado,
pero no podía ignorar a Mía simplemente porque si, debía responder.
Conteste el
teléfono, y Mía me saludo de forma animada, yo le conteste, pero el tono que
use no fue muy bueno, Mía se dio cuenta de esto, y empezó a preguntarme que era
lo que pasaba.
—No es nada
importante Mía, no te preocupes por eso.
—Vamos Tomas,
cuéntame, yo estoy aquí para poder apoyarte, vamos, dime que es lo que te causa
malestar… no trates de mentir, se reconocer cuando una persona no está bien y
por tu tono, puedo saber que no estas como siempre.
—Está bien Mía,
te contare —le dije mientras suspiraba.
De todas formas
no tenía a nadie más a quien contarle… ni siquiera tenía ahora a Vincent por
causa de lo que paso con Teresa, quizás hablarlo con alguien pudiera ayudarme a
pensar mejor, y en estos momentos Mía era la más cercana a mí por ahora.
Después de unos
momentos de vacilación, le empecé a contar a Mía todo lo que había acabado de
pasar con Clara, le dije todo lo que esta hizo y también lo que paso con Sarah,
Mía escucho atentamente todo lo que le decía, pero mientras hablaba, pude notar
a través del teléfono que su respiración se agitaba bastante en algunos
momentos.
Por lo visto,
parece que se quedó muy sorprendida por las acciones de Clara al igual que yo,
esto era de esperarse teniendo en cuenta que nadie podría esperar que hiciera
algo así.
A pesar de lo
sorprendida que estaba, Mía continuo escuchando atentamente mientras hacía
algunas intervenciones aquí y allá solo para poder obtener detalles, tarde un
tiempo en poder contarle finalmente todo.
—Estas metido en
un buen problema, Tomas.
—Lo sé, no tienes
que decírmelo.
— ¿Qué piensas
hacer?
—No lo sé, no eh
podido pensar en nada, Clara me ha tomado por sorpresa y no sé bien que puedo
hacer… en el peor de los casos… voy a tener que volver con ella…
— ¡¿Volver con
ella?! ¡¿Es en serio Tomas?! —Mía parecía bastante agitada, ¿Por qué le afectaba
tanto esa noticia?
—Solo es en el
peor de los casos Mía, no quiero llegar a eso, pero tampoco quiero tener un
hijo mío odiándome y merodeando por ahí, y menos tener a Clara dándome
problemas y usando a nuestro hijo como una herramienta para ese fin.
—Una herramienta…
—murmuro Mía, pareció algo sensible ante esa palabra.
—Veré que otras
opciones puedo tomar… pero por ahora tendré que seguirle el juego mientras
pienso.
—Entiendo… ¿Estás
seguro de que ese niño es tuyo? Quien sabe, podría ser de otro hombre en
realidad.
—Eso mismo pensé Mía,
pero Clara me dijo varias veces que está dispuesta a hacerse las pruebas de
paternidad necesarias para poder demostrarme que es mío… y en realidad puede
que Clara no sea tan tonta como para hacer eso de embarazarse de otro hombre y
hacerlo pasar por mí.
—No podemos estar
seguros.
—De todas formas
eso lo veremos más adelante… pero por ahora voy a tener que seguirle el juego…
y ver como siguen las cosas… yo espero que no lleguen al peor caso de los que
imagine.
—No puedes
dejarte manipular por Clara, Tomas, y menos de esa forma, tienes que ponerte
firme ante ella, aún falta mucho hasta que el niño nazca, queda mucho tiempo.
—Lo sé, pensare
que hacer… por los momentos solo esta farsa, al parecer voy a tener que
acompañarla incluso al médico para una… cita con él bebe, en la cual el padre
tiene que estar.
—Lo entiendo…
tratare de ayudarte en lo posible Tomas, y veré que puedo hacer.
—Gracias Mía… por
ahora eres la única en la que puedo confiar en estos momentos.
—Gracias por esa
confianza Tomas.
— ¿Cómo está tu
hermano por cierto?
— ¿Él? Ni idea,
no sé dónde está.
—Ya veo.
—Tengo que
colgar, nos vemos después Tomas.
—Adiós Mía —le
dije antes de colgar.
PDV Mía.
Al escuchar las
últimas palabras de Tomas, colgué la llamada, y me quede viendo el teléfono por
unos momentos.
¡Esa hija de…!
Fue lo primero
que pensé después de hablar con Tomas.
La maldita de
Clara se había movido antes yo, esa infeliz lo había arruinado todo.
Todo me había
estado saliendo muy bien, fracture la amistad de Tomas y Vincent y
probablemente hice que su relación con la ingenua de Teresa se rompiera, y
justo ahora que iba a reclamar el “premio” la maldita de Clara se movió y hecho
todos mis esfuerzos al suelo.
Dio un fuerte
grito, y poco después llame a esta última, me forcé a calmarme para poder
hablar de forma tranquila con ella, necesitaba oír de su propia boca que
mierdas estaba planeando hacer con ese niño y Tomas.
Cuando pensé en
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO