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Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 135

PDV Teresa

Habían pasado

varios días desde mi conversación con Daisy en mi casa, en ese tiempo logre

comunicarme con Mía, y le pedí formas de poder contactar a Vincent.

Había tratado de

llamarlo… pero de seguro me había bloqueado, las llamadas nunca me las atendía.

Si iba a su casa,

de seguro me no me iba a abrir, tenía que buscar un modo de poder hablar con él,

por suerte Mía tuvo la solución a mis problemas.

Ella me recomendó

ir a la empresa que él administraba en persona y pidiera una cita con su

secretaria, me dijo que usara otro nombre, al ser una cita de negocios en su

oficina, no iba a poder escapar de mí.

La idea era muy

buena, Mía incluso me dio una identificación falsa para poder dársela a la

secretaria por si pedía si me lo pedía, de esa forma iba a poder fingir.

Me sentí muy

agradecida con Mía, me estaba dando más ayuda de la que esperaba, incluso me

dijo que se comunicaría con la secretaria para decirle que una buena socia suya

iba a hacer una cita con su hermano y que debía tratarla bien.

Mía era alguien

muy buena, al menos conmigo.

Después de tener

todo listo, fui a una de las empresas del grupo empresarial Saint que Vincent

administraba personalmente.

El lugar era una

gran torre, debía tener quizás más de 100 metros de alto, en lo alto de la

torre está escrita la palabra “Saint”, era llamativo, entre, y trate de pedir

una cita, la secretaria me atendió amablemente, pero no pude ver a Vincent

debido a que estaba muy ocupado.

Tuve que ir

varias veces, pero era lo mismo, Vincent estaba muy ocupado, algo raro, en el

tiempo que llevaba conociéndolo nunca se había esforzado mucho con el trabajo.

Había pasado casi

1 semana desde la subasta en la universidad, y después de varios intentos,

finalmente pude programar una cita con Vincent en un momento en que estuviera

disponible sin que nadie nos interrumpiera.

Llegue a la

empresa y subí hasta el último piso donde se encontraba Vincent, el personal ya

me reconocía, había venido varias veces la última semana, me encontré con la

secretaria personal de este último, hable con ella y me hizo esperar por un

tiempo.

—Ana, ya puedes

pasar, el señor Saint te recibirá ahora.

—Bien, gracias

—le dije a la secretaria mientras pasaba la puerta detrás de ella.

Al cruzar,

encontré un pequeño corredor, camine rápidamente, llegue a la puerta, la

respiración se me empezó a agitar, pero poco después abrí la puerta y entre.

Al pasar la

puerta pude ver a Vincent, estaba mirando unos papeles en su escritorio, eche

un par de miradas a su oficina, era muy grande, varias veces más grande que mi

habitación, y estaba provista de muchas cosas.

Incluso había una

televisión bastante grande, Vincent no

se privaba de nada, fije mis ojos en él no había alzado su mirada todavía.

—Puede sentarse

en la silla al frente mío, deme unos segundos para terminar de leer esto —me

dijo Vincent, mientras movía un par de papeles.

No le respondí, y

en su lugar camine hasta la silla enfrente de su escritorio, me senté y espere

en silencio a que terminara lo suyo.

Me sentía

incomoda y tensa, Vincent se veía igual que siempre, pero de seguro no estaba

tan bien como aparentaba… él era bastante orgulloso, y las cosas que habían

hablado en la internet sobre él de seguro lo golpearon bastante.

—Gracias por

esperar —me dijo Vincent mientas ordenaba los documentos en sus escritorio y

los echaba a un lado.

Después de decir

esto último, Vincent alzo la mirada, su expresión era indiferente hasta que me

miro, su expresión cambio al instante, se quedó congelado mientras me veía.

Lo salude con una

sonrisa algo forzada, no supe exactamente como iniciar con esto.

Vincent no me

respondió, y se me quedo mirando fijamente por unos segundos, fue poco tiempo

pero se me hizo eterno, eso me hacía sentir incomoda.

—Vincent, Vincent

—le dije mientras chasqueaba mis dedos enfrente de él.

— ¿Qué haces

aquí? —me pregunto, despertando finalmente.

—Yo… solo quise

venir a verte.

— ¿A verme? ¿Por

qué?

— ¿Por qué? Pues

para ver como estabas ¿Por qué otra razón vendría?

—Pues no lo sé

Teresa, ¿Qué otra razón se te viene primero a la cabeza? Vamos, piensa, la

mentira se te da muy fácil, vamos, piensa en algo más —me dijo con cierto

sarcasmo.

—Vincent…

—Dijiste que

viniste a ver como estaba Teresa, ¿Por qué fue eso? Debe ser porque la última

vez que nos vimos descubrí el juego que estabas haciendo conmigo y con mi

amigo, es muy bueno que te preocupes por mí de esa forma —su tono estaba lleno

de cinismo.

—Vincent, estas

siendo muy injusto conmigo, vine aquí para poder explicarte todo y ser sincera

contigo por completo.

— ¿Sincera?

Déjame preguntarte ¿Cómo entraste aquí?

— ¿Cómo?

—Si ¿Cómo?

—Pues…

—Déjame adivinar,

le mentiste a mi secretaria para poder hacerlo ¿Cierto? Y no solo eso, sino que

también te conseguiste una identificación falsa para poder hacerte pasar por

otra persona, lo cual por cierto… es un delito… no lo sé Teresa, dices que

quieres ser sincera, pero incluso antes de venir aquí ya has dicho varias

mentiras seguidas una tras otra, y eso sin mencionar los delitos.

— ¿Y qué

esperabas Vincent? ¿Te hubieras reunido conmigo si hubiera dicho que era yo?

— ¿Tu qué crees?

—Creo que si no

me hubieras bloqueado, hubiera podido hablar contigo por teléfono y no tener

que hacer todo esto.

—También hubieras

podido ir directamente a mí casa y buscarme allí.

Capítulo 135 Lo estabamos en mi cabeza 1

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