PDV Teresa
El chofer de Tomas, condujo rápidamente, le pregunte varias veces a este para que me dijera a dónde íbamos, al final no me quiso decir y solo me dio indirectas.
Después de un corto tiempo, llegamos a nuestro destino, nos bajamos del auto, y entramos juntos a una gran tienda, no la conocía, pero se veía bastante cara, lo supe en cuanto vi las ropas que ofrecían y los clientes que estaban aquí.
—Sígueme —me dijo Tomas, antes tomar mi mano y guiarme.
— ¿A dónde vamos?
—A los pisos de arriba, aquí no es suficiente.
— ¿No es suficiente?
Quise preguntar más, pero debido a que este caminaba muy rápido, tuve que concentrarme para poder seguirle el paso y no quedarme atrás.
Llegamos a una escaleras y subimos al siguiente piso, pensaba que nos íbamos a quedar allí, pero Tomas me jalo hacia al siguiente piso en lugar de detenerse, finalmente nos detuvimos allí.
Cuando llegamos, una mujer que yo supuse era miembro del personal, camino hacia nosotros y nos atendido, nos saludó de forma amistosa y nos preguntó qué quería.
Su mirada estuvo fija en Tomas todo el tiempo, no me prestó atención, reconocí esos ojos con los cuales miro a este último.
Después de una breve conversación, esa empleada nos guio, se mantuvo conversando con Tomas todo el camino, y en ningún momento me dijo algo, de seguro quería ver si había chances de poder lograr algo con él mientras estaba aquí y quizás darle su número.
Llegamos a la sección de ropa para mujeres, allí Tomas le dijo que quería comprar un vestido para su novia y quería que trajera modelos para mí, la empleada frunció el ceño un instante, antes de cambiar su expresión de nuevo, me gusto ver la decepción en sus ojos.
Con esas palabras ya podía saber que éramos “oficiales”.
La empleada nos trajo varios vestidos, todos ellos eran de gala, se veían elegantes, pero también caros, la empleada procedió a hablar de ellos y decir el precio de cada uno, eran caros como supuse.
— ¿Por qué quieres comprar esos vestidos Tomas?
—Es para la fiesta de tu madre Teresa
—No es necesario un vestido así solo para una pequeña fiesta familiar.
—Lo es Teresa, no te preocupes por eso, yo pagare por el vestido.
— ¿Pagar? No es necesario, yo lo hare.
—Yo te traje aquí Teresa, seré yo el que pague, no me lleves la contraria —Tomas se giró para verme, sus ojos se cruzaron con los míos.
Quise decir algo más, pero sus ojos intensos me hicieron callar, y solo me quede observando mientras este volvía a hablar con la empleada.
Después de un par de palabras más, me hizo probarme los vestidos que esta trajo, me probé varios de diversos tipos, cuando me probé todos, Tomas me hizo decidir, al final el vestido con el cual me fui de la tienda, tenía un valor de alrededor de 50.000 dólares.
Otro vestido que era más caro que mi casa, seguía sin entender por qué una prenda de ropa valía tanto dinero, hubiera preferido usar ese monto e invertir en algún activo, pero no podía decirle nada a Tomas.
Después de salir de la tienda de ropa a la cual fuimos, Tomas me hizo a ir a un sitio de una conocida suya para que me arreglaran el mi cabello, la conocida era más bien de Vincent, pero no importo.
Estos últimos 3 meses habían cambiado bastante mi look, pero la mujer se la paso girando a mi alrededor y diciéndome una que otra cosa, después empezó a trabajar, dure allí más de 1 hora hasta que estuvo satisfecha.
Era muy buena, mi cabello se veía mucho más brillante en comparación con antes, se veía muy bien, también le arreglo el cabello a Tomas y lo hizo ver más brilloso al igual que el mío.
Además de comprar ropa y arreglar un poco nuestro look, también hicimos un par de otras cosas hasta terminar, no volví a mi casa sino hasta que casi anocheció.
Al regresar, Tomas quiso entrar junto conmigo como la vez anterior, pero el recuerdo de lo que paso con mi hermano aún seguía fresco en mí, y lo hice desistir, no fue fácil, pero lo hice, me dio el vestido que compro para mí y después de unas palabras, nos despedimos.
Estuve afuera hasta que Tomas se fue, después me gire y camine hacia mi casa, me detuve en la puerta, mire la bolsa donde estaba el vestido, lo mejor sería que mi mama y mi hermano no lo vieran por ahora, me ahorraría explicaciones, hice todo para ocultarlo y después de eso entre.
Fui directo a mi habitación, pero mi hermano me intercepto a mitad de camino.
— ¿Por qué llegaste tan tarde? —me pregunto.
—Estaba ocupada.
— ¿Haciendo qué?
—Mis cosas, no te importan.
—Pues si en realidad, ¿Qué llevas en la bolsa?
—Nada que te incumba, ya deja de asfixiarme y deja de entrometerte tanto en mis cosas.
—No lo haría si fueras alguien más confiable Teresa.
— ¿Y tú de entre todas las personas me lo va a decir?
—Yo no soy el que es famoso en la internet y en la universidad por andar en prostíbulos Teresa.
Hijo de…
—Como sea, voy a mi cuarto.
—Voy a ir dentro de poco a tu cuarto Teresa.
— ¿Por qué?
—Debemos hablar con respecto a la fiesta de mama, recuerda que es sorpresa, debemos llevarla sin que sospeche.
Ah sí, ya me acorde.
—Está bien, te espero —le dije ante de irme.
— ¿Quién te arreglo el cabello de esa forma?
—Una conocida.
Llegue a mi cuarto, escondí el vestido que Tomas me dio, y dentro de no mucho, mi hermano llego y nos pusimos a discutir acerca de la forma en la cual llevaríamos a nuestra madre a la pequeña fiesta sorpresa que le preparamos junto con los Saint.
Queríamos mantener la sorpresa, y vimos varias formas, al final nos fuimos por lo simple y cuadramos que le diríamos a nuestra madre que Mía y Vincent la invitaron a visitar uno de sus hoteles para que pudiera opinar sobre ellos.
Era simple y directo, y fácil de hacer.
Después de cuadrar todo, mi hermano se fue, arregle todo lo que necesitaríamos para la mañana siguiente, y después me acosté.
Al amanecer, mi hermano y yo preparamos a nuestra madre, y la llevamos juntos al hotel donde Mía nos dijo que iba a ser la fiesta.
Vincent llego a nuestra casa y nos llevó en su auto, mi hermano se opuso, pero entre los 3 lo callamos, y al final solo pudo conformarse con que Vincent fuera junto a nosotros.
Llegamos al hotel de Mía, era bastante grande, la recepción era inmensa, había muchas personas, muchos de seguro eran turistas, se veía gente de muchas nacionalidades.
Mi madre estaba emocionada por la vista, tome mi teléfono y llame a Mía, esta poco después de llamarla, vino con nosotros, estaba vestida de forma casual, pero seguía viéndose muy bien.
Nos saludamos, y Mía invito a mi madre a dar un recorrido junto con ella y Vincent para ver el hotel, ella acepto con gusto y poco después Vincent y ella empezaron a caminar.
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