PDV Tomas
Mire a Clara la cual seguía oliendo el aparato que mostro hace solo unos momentos, no supe que hacer ante esa situación, no fue algo que me esperaba la verdad.
Me quede viéndola unos segundos antes de motivarme a hablar.
— ¿Quieres dejar de hacer eso?
Clara se detuvo en cuanto escucho eso que dije.
— ¿No dijiste que olía mal? Lo lave bien, y no huelo nada, a ver, ponlo en tu nariz y hazlo de mejor manera, quizás te confundiste.
Clara se levantó de su asiento y trato de ponerme ese aparato en la nariz, cuando estuvo muy cerca por puro instinto moví mis manos para apartar eso de mí.
Eso de que tuvo que lavarlo, implicaba que estuvo en un sitio sucio, no me agradaba la idea de tener esa cosa justo en mi cara al saber eso.
—Aleja eso de mi Clara, ya dime para que viniste aquí para que puedas irte —le dije mientras alejaba ese aparato de mí.
Todavía insistía en ponérmelo en el rostro.
—Es una grabadora que me prestaron, quiero que oigas lo que está en ella.
— ¿Para qué? ¿Qué me importa a mí lo que esa cosa diga?
— ¿Todavía recuerdas de cuando terminamos rompiendo hace tiempo? ¿Recuerdas cómo fue que paso?
Temblé por un instante al oír eso último, pero rápidamente volví a la normalidad, pero no pude evitar mirar de forma más fría a Clara.
Me pareció más irritante ahora, ¿Por quería mencionare eso?
—Recuerdo muy bien lo que paso en ese entonces Clara, lo recuerdo muy bien ¿Para qué lo preguntas? Si solo quieres hablar tonterías sobre eso y tratar de poner excusas para justificar lo que paso, entonces será mejor que te vayas —al decir eso señale la puerta de salida de mi oficina.
Gire la mirada para ver los documentos en los que estaba trabajando, el trabajo me satisfacía más que ver la cara de Clara, y más con lo que me hizo pensar.
— ¿Quieres dejar de comportarte así y escucharme?
— ¿Comportarme así? ¿Cómo me estoy comportando?
—Como un niño haciendo una rabieta.
— ¿En serio? ¿Yo soy el niño? ¿Y tú de todas las personas me lo vas a decir? Sabe que, no tengo paciencia para esto, ya vete, llamare a seguridad si no te vas en 5 minutos.
Tome mi teléfono para demostrarle a Clara que hablaba en serio, por su expresión parece que no temía eso último.
— ¿Quieres dejar de seguir con eso? Solo te pregunte si lo recordabas, lo que tengo que hablarte tiene que ver con eso.
—Yo no quiero escuchar nada respecto al tema.
— ¡Que dejes de comportarte así! Maldición, a veces eres demasiado… bueno, no importa, solo quiero que escuches lo que traje aquí —me dijo Clara mientras me alzaba el aparato en su mano.
— ¿Y que hay allí?
—Una grabación que quiero que oigas, ya deja de hacerte el difícil y déjame mostrarse esto ¿De acuerdo?
Clara no espero a que le respondiera, un instante después de decir eso, se levantó y llego rápidamente a mi lado, sin siquiera pedirme permiso tomo mi laptop y conecto esa cosa allí.
Mmm, pensé en que quizás tendría que limpiar eso más tarde.
—Deja de tocar mis cosas sin pedir permiso Clara —le dije mientras le quitaba mi laptop.
—No actúes como niño, y ve a los archivos para que puedas escuchar lo que te digo.
—Bien, pero después de terminar te vas a ir.
—Claro, pero hazlo rápido.
Mire a Clara unos momentos más antes de girar la mirada hacia la laptop, teclee en ella unos momentos antes de encontrar lo que Clara me dijo, al llegar allí, ella se emocionó y termino señalando el documento en mi Laptop, se acercó mucho y una de sus pechos rozo mi cara.
Tuve que alejarla, pero seguía alegre.
Poco después le di “play“ a lo que ella quería y dentro de poco mi laptop hizo correr el archivo.
PDV Teresa
Después de que nos despedimos de Daisy, Mía y yo caminamos unos momentos buscando donde comer, pero mientras estábamos así, Mía de repente me dijo que se le antojaba algo menos “usual” de lo normal.
No entendí a que se refería, pero me dijo que llamaría a su chofer para ir a comer algo a un sitio mucho más exclusivo, tomo su teléfono sin esperar mi respuesta, hablo unos momentos y luego colgó.
El auto de Mía llego solo minutos después, me sorprendió que llegara tan rápido, Mía me jalo y nos montamos a su interior, después hablo con el chofer y nos pusimos en marcha.
Hablamos en el camino, pero note un poco rara a Mía, llegamos a una plaza un poco abandonada de la ciudad, recordé este sitio, solía venir aquí de pequeña.
Nos bajamos del auto y deje que Mía me guiara, pero sin importar a donde mirara, aquí no habían ningún puesto de comida “exclusivo” como ella me había contado.
—Mía ¿A dónde vamos? Aquí no hay ningún puesto para comer, casi no hay nadie.
—Tranquila, conozco un sitio cerca de aquí, es muy bueno —me dijo Mía mientras me abrazaba por el brazo.
…
Decidí seguirla, tras un corto tiempo caminando encontramos un puesto más o menos grande, me sorprendió ver eso aquí, apenas y si habían unas 5 personas en todo el lugar, y eso era incluyéndonos a Mía y a mí.
En un sitio tan abandonado como este no debía tener tantas ventas, ¿Por qué se estableció aquí?
—Vamos —me dijo Mía.
Las 2 llegamos a ese puesto y compramos algo de comida para llevar, de hecho, se veía bastante bien, parecía comida fina… algo raro teniendo en cuenta que este era un sitio de comida rápida en medio de una plaza abandonada.
Las 2 nos sentamos lejos de las otras 3 personas que estaban en este sitio, el lugar no se veía nada bien, y esas personas que estaban junto con nosotras no se veían exactamente como personas de bien.
No sé por qué Mía me trajo aquí.
A pesar de todo comí con ella.
— ¿Cómo esta Teresa? —me pregunto Mía.
—Bastante bien, tenías razón con lo del sitio.
—Te lo dije.
—Aunque no sé cómo es que alguien con esta comida está en un lugar tan abandonado como este.
—Sí, es raro, por cierto ¿Qué piensas con respecto a lo del juicio? ¿Te preocupa volver al estrado?
—Mmm, si, bastante, pero trato de pensar en otra cosa para relajarme.
—Ya veo… Teresa, dime ¿Te arrepientes un poco de tratar de hacer abortar a Clara?
— ¿Por qué me preguntas eso?
—Curiosidad.
…
Que curiosidad más mórbida.
—Claro que me arrepiento, no sabes cuánto, de no ser por eso no estaría aquí en estos momentos con todo este problema del juicio con Clara, no debí hacerle caso a Daisy en ese entonces.
—Sí, fue mala idea hacerle caso a ella.
—No la culpo, yo tome la decisión, ella solo me la sugirió, yo acepte, no debí hacer eso, aunque de no ser por esas pruebas que Clara tiene en mi contra tampoco estaría tan mal… sigo preguntándome cómo fue que consiguió todo eso… incluso tiene los medicamentos que yo bote a la basura.
—Si… todo tuvo que ver con esas pruebas… pero… quizás el que se las dio a Clara, lo hizo para poder obtener un bien mayor.
— ¿Un bien mayor? ¿De qué hablas? Dime ¿Tengo cara de asesina en potencia? ¿Cómo sería un bien mayor buscar mandarme a mí a la cárcel?
No entendía lo que decía Mía, ya se estaba pareciendo a Vincent al decir tonterías como esa.
—… bueno, quizás el objetivo no era enviarte a ti a prisión Teresa —murmuro Mía.
…
¿Cómo?
—Okey Mía, ya estás muy rara, ¿Por qué estas tocando ese tema ahora? ¿Y por qué ahora tratas de justificar a la persona que le envió las pruebas a Clara?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO