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Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 298

PDV Teresa

Vincent me termino despertando en ese momento chasqueando los dedos frente a mi, y me quiso preguntar que es lo que pasaba, pero antes de eso, coloque un dedo en su boca y evite que dijera algo.

No quería que se pusiera a hablar y dijera algo equivocado.

El idiota se resistio y quiso decir algo, asi que tuve que usar un poco mas de fuerza en su contra.

—¿Teresa? ¿Teresa? ¿Estas alli? —me dijo Tomas de la nada.

Mierda.

—No, no es nada, sigo aquí, perdona, es que estaba caminando y casi tropiezo con algo.

—Mmm, ¿Por qué será que pienso que me estas mintiendo? —solto Tomas.

Maldicion, me conocía muy bien.

—No te estoy mintiendo Tomas, solo es que me puse a dar un paseo por el hotel, eso es todo, no estoy en la habitación ahora mismo.

—¿Dónde estas entonces?

—… en la piscina del hotel, hay varias, no se muy bien como decirte en cual de todas estoy, no me aprendí los nombres de ellas.

—Que despistada eres.

—Vamos, tu me conoces muy bien y sabes que nunca le presto atencion a ese tipo de cosas, si quieres puedes venir a buscarme —le dije en broma.

—¿Me pides que vaya a todas las piscinas del hotel para que pueda encontrarte? —me pregunto.

—Pues si, ¿No puedes? Vamos Tomas, tienes que ser caballero con tu esposa ¿No?

—¿Caballero? La que debería ser considera eres tu, vamos, te espero en tu habitación, dime el numero para ir allá.

Cielos, el tipo no se dejaba convencer facil para nada, aunque bueno, él siempre fue asi en realidad.

—¿Qué te esta diciendo Tomas? —me pregunto Vincent.

—¿Vincent esta contigo? —solto él.

Mire enojada a Vincent por eso ultimo, este solo me dio una expresión inocente como si nada hubiera pasado.

—Si, te dije que Sali a dar un paseo y él idiota nunca me deja sola por eso, asi que me persiguió, ya sabes como es.

—Bueno, los espero a ambos entonces, vengan aquí… rápido, sabes que no me gusta esperar mucho tiempo —me dijo Tomas.

Me rei un poco para fingir, luego de eso, al final le dije el numero del Pent-house donde estaba en el hotel, Tomas asintió por eso, y luego me dijo que me iba a esperar en la puerta.

Hablamos unas palabras mas antes de que finalmente colagara el teléfono.

—¿Y bien? ¿Te hecho el regaño ya?

—Nos esta esperando, tenemos que ir.

—Bueno, vamos, no tienes que estar nerviosa Teresa, no hemos hecho nada malo, salvo un pequeño fraude fiscal y algo de evasión de impuestos.

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