Alice miró fijamente a Rachel y apretó los dientes con tanta fuerza que podrían romperse.
Sin embargo, Rachel la ignoró y dirigió su atención a Andy.
"Ya que Alice no quiere llamar a la policía, señor Torres, ¿por qué no los llama y les pide que vengan?".
Justo después de escuchar eso, Caroline dijo: "Rachel, por favor, no te enfades. Alice solo estaba haciendo una tontería cuando tomó tu collar. Además, somos una familia, y ella es tu hermana menor. Si la policía viene aquí y hace un escándalo de esto, la gente se burlará de nosotros".
Apenas terminó de hablar, la mujer bajó la cabeza, pareciendo una madre amable y cariñosa. No obstante, Rachel ya estaba familiarizada con esa mirada. Caroline era una experta en hacerse la inocente. De hecho, era este lado de ella el que seducía a Jack. También era la razón por la que él decidía hacer caso omiso cuando a su hija Rachel, Alice y Caroline la pisoteaban.
En ese momento, Rachel no respondió. Se limitó a sentarse tranquilamente en el sofá, mirándolas fijamente.
Ella era consciente de que Caroline era más serena que Alice, y que nunca pediría la ayuda de Jack directamente. En cambio, haría algo para ganarse su compasión, y así, él hablaría por ella. Entonces, sabiendo que esta mujer no mostraría su verdadera cara, Rachel no tuvo prisa por decir algo.
Después de un largo rato, Caroline se impacientó al ver que esta última no tenía intención de hablar. Con eso, un pensamiento malicioso pasó por su mente. Hacía unos días, Alice le había dicho que Rachel parecía haberse convertido en una persona diferente. En realidad, ella no había creído sus palabras, pero ahora, ¡parecía que Rachel había cambiado de verdad! Es decir, ¿ cómo se atrevía a volver allí creyéndose la dueña de la casa?
De repente, Andy rompió el silencio. "Señorita Bennet, ya llamé a la policía".
"¡Rachel Bennet! ¿Cómo te atreves?", gritó Alice con los ojos muy abiertos.
"¿Por qué no iba a hacerlo?", contestó esta, mirándola fijamente. En ese momento, ella lucía completamente relajada.
"Tú...". Alice se quedó sin palabras y sus ojos se pusieron rojos de ira. Enseguida, perdiendo los estribos, tomó el jarrón de la mesa y se lo lanzó a Rachel.
Lo hizo tan rápido que Caroline no fue capaz de detenerla. Lo cierto era que estaba realmente sorprendida.
Después de todo, si Alice le hacía daño a Rachel, la policía pensaría sin duda que esta era la culpable. No les importaría la razón de sus acciones.
Por su parte, Andy se horrorizó al ver lo que estaba sucediendo. Sinceramente, no esperaba que Alice hiriera a Rachel con tanto descaro.
Inconscientemente, quiso protegerla para que no resultara herida. Sin embargo, recordó lo que ella le había dicho antes de entrar en la casa. Al instante, dio un paso atrás y sacó su teléfono.
Entretanto, Rachel sonreía. Todos los presentes contuvieron la respiración al ver cómo el jarrón volaba directo hacia ella.
"¡Poom!".
Justo antes de que este la golpeara, la mujer tomó un cojín del sofá, lo lanzó hacia el jarrón en el aire y le dio una patada.
Cada movimiento que hizo ocurrió en un segundo. Antes de que alguien pudiera reaccionar, el jarrón voló hacia Alice.
Ante eso, esta última palideció espantosamente.
"¡Ah!", gritó y se cubrió el rostro por reflejo. Al mismo tiempo, se tambaleó hacia atrás, sin saber que había una estantería detrás de ella.
¡Poom! ¡Poom! ¡Poom!
La estantería se cayó y todo su contenido se estrelló contra el suelo, rompiéndose. El sonido del choque mezclado con los gritos de Alice sonó por toda la habitación.
Claramente, tanto Jack como Caroline no tuvieron tiempo de reaccionar. Sin embargo, horrorizados por la escena, se apresuraron a ver cómo estaba Alice y pidieron ayuda a sus sirvientes.
"Señor", Caroline lo interrumpió. En ese momento, ella se comportó como una verdadera dama refinada e indulgente de una familia rica. Enseguida, se acercó a los policías, sonriéndoles modestamente. "Aquí no ha pasado nada grave. Estas dos chicas solo estaban jugando. Pero les agradezco por haberse tomado la molestia de venir aquí. Es más, permítanme compensarlos por su largo viaje. Y no siendo más, ya pueden volver. Realmente espero que no hayamos retrasado su trabajo".
Mientras hablaba, la mujer miró a Viola, quien entendió su orden y sacó algo de dinero del bolsillo para dárselo a los policías.
No obstante, estos intercambiaron miradas y dijeron: "No vamos a aceptar su soborno. ¡Aleje ese dinero sucio de nuestra cara!".
Esas palabras hicieron que Viola se estremeciera de miedo.
Por su parte, Caroline sonrió disculpándose. "Sí, por supuesto. No era mi intención ofenderlos. Solamente quiero expresarles que han sido muy amables al venir aquí, pero esto es solo una pequeña disputa entre hermanas. No vale la pena que pierdan su preciado tiempo en este juego tonto".
"¿Solamente una pequeña disputa entre hermanas?".
"No...". Alice quería continuar con su acusación al ver que los policías parecían estar de su lado, en lugar del de Rachel.
¿Y cómo podría su madre no saber lo que estaba pensando? ¡Pero ese no era el momento adecuado! Es decir, si este incidente se desataba, Caroline quedaría en ridículo frente a sus amigas. Por lo tanto, miró a Alice de reojo, todavía con una sonrisa. "Sí, estas chicas solo estaban siendo traviesas".
"Bueno, si ese es el caso...". En realidad, los policías pudieron percibir que las cosas no eran tan simples. Sin embargo, Caroline insistió en que las chicas solamente estaban haciendo travesuras, así que realmente no podían hacer nada al respecto.
Después de todo, se trataba de un asunto familiar y no querían causarse problemas por esto.
"Señor, ¿puedo hacerle algunas preguntas?". Rachel, que había estado en silencio, se levantó y los miró con una sonrisa.
"¡Rachel!". Jack intervino de repente. "¡Detente!".

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