Hoy me toca trabajar como todos los días en la cafetería. Que mala educación tengo me presento: me llamo Ágata tengo 23 años y soy huérfana, nunca conocí a mis padres y no tengo novio.
(...)
Llegó a la cafetería donde esta Margaret: una vieja amargada que cree que todos debemos adorar por donde pasa. A veces no entiendo porque es tan amargada pero así es ella.
Voy a los vestidores, me pongo mi uniforme, salgo a limpiar y ordenar las mesas. Esa es mi rutina diaria que también consiste en atender algunas mesas.
Llega la tarde, estoy limpiando una mesa cuando escuchó la campanilla. Miro hacía la puerta y es cuando lo veo:
Un Dios griego entra por la puerta cabello negro, cuerpo bien trabajado y una mirada penetrante.
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