¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 452

Diego se puso de pie y regañó a su esposa:

—Estoy hablando con Elio, ¿quién te ha dejado entrar?

Raquel miró a su marido.

—He sido tu esposa durante muchos años, siempre me he portado de manera diligente y concienzuda cuidando tu vida, ¿alguna vez he ido en tu contra?

Diego estaba sin palabras porque su esposa realmente era virtuosa, no tenía quejas de cómo cuidaba a esta familia.

—Estoy hablando con Elio, ¿por qué has entrado? ¿Qué vas a saber si solo eres una mujer? Deja el té y sal.

Esta vez la voz de Diego no era tan fuerte, sus emociones tampoco estaban tan alteradas como antes. Elio estaba presente, si se inquietaba mucho daría a entender que estaba disimulando algo.

Sin embargo, miró los ojos de su esposa con advertencia.

Raquel miró fijamente a su esposo, sintiéndose un poco desolada en su corazón.

—Como tu esposa, siempre he obedecido tus palabras, pero esta vez, no quiero escucharte.

Amalia se quedó al lado, no paraba de mirar a sus padres.

—Mamá, ¿qué vas a hacer?

Raquel miró a su hija con los ojos rojos.

—Hacer que veas lo que piensa tu papá de verdad.

Diego estaba un poco nervioso.

—¡Sal!

En el pasado, sin duda se marcharía ante el enfado de su esposo, pero no podía dejar que su esposo llevara a cabo su obsesión e incluso involucrar a su hija en eso.

Luego de entrar, puso la bandeja de té sobre la mesa, caminó hacia la estantería y sacó un libro llamado «Estrategia».

Diego la miró con cara de enojo, mientras que Elio y Amalia tenían curiosidad por saber qué sacaría.

Bajo la mirada de todos, Raquel encontró una foto en el libro.

Amalia no había visto esa foto y no sabía quién era la chica que aparecía, pero Elio sin duda la reconocía, era una foto de su hermana Fernanda.

Se acercó para quitarle la foto a Raquel. En la foto aparecía Fernanda de quince años, con un vestido blanco y el pelo suelto, de pie debajo de un árbol grande que había en el jardín. Aún tenía un aspecto infantil, pero se apreciaba su rostro delicado y fino, especialmente sus ojos bonitos eran inolvidables para la gente que los había visto.

Elio notó que había palabras escritas en el reverso de la foto, le dio la vuelta y vio que en ella estaba escrito el nombre de Fernanda más la fecha.

La fecha indicaba el año en que se alistó en el ejército.

Se giró para mirar a Diego.

—¿Qué es todo esto?

Diego volvió la cabeza, sin mirar a nadie.

Raquel quería sonreír, pero era incapaz de esbozar una sonrisa, hasta su cuerpo estaba rígido.

—Siempre supe que tenía a alguien en su corazón. He intentado dejarlo pasar, ¡pero ahora se ha vuelto loco!

Al principio tampoco sabía que Diego estaba enamorado de otra. Como marido siempre había sido frío, después de tener sexo con ella se encerraba en el estudio.

Pensó que ese era el carácter de Diego, así que poco a poco empezó a aceptarlo. Poco después de que dio a luz a Amalia, descubrió que escondía la foto de una chica. Una vez vino al estudio para buscar algo y accidentalmente tiró el libro, entonces esa foto apareció en su vista.

En ese momento, quería preguntarle a Diego de por qué escondía una foto de una chica, pero al pensar en que ya tenían a una hija y que la chica de la foto se veía pequeña, se convenció a sí misma de que había pensado demasiado.

Más tarde, Diego seguía la costumbre de ir al estudio un rato después de haber tenido sexo con ella. Así que deliberadamente abrió la puerta sin llamar y descubrió que estaba mirando la foto.

En ese momento, estaba tan triste que pensaba interrogarlo, pero al final se echó para atrás, porque le daba pena su hija, además también sentía amor por Diego.

—Has trabajado tan duro solo porque quieres que Amalia se case con el hijo de la mujer que has amado desde hace muchos años, ¿no?

Raquel se tapó la boca. Todo lo que aguantó durante estos años estalló en este momento. Nunca había contado a nadie el dolor por el que estaba pasando.

Era incapaz de decirlo.

¿Qué podía decir? ¿Que su esposo estaba enamorado de otra? ¿Que cuando hacían el amor llamaba el nombre de otra mujer?

No podía pasar tal humillación.

Los ojos de Amalia se agrandaron en estado de shock.

—Papá, ¿es cierto lo que dijo mamá?

El cuerpo de Diego estaba rígido, temblando levemente.

—Papá, ¡¿por qué no hablas!?

Amalia no podía aceptar tal cosa, porque su padre no paraba de decir que era por el bien de esta familia.

Ahora resultó que solo eran por sus intenciones egoístas.

Capítulo 452: Cuando hacían el amor llamaba el nombre de otra mujer 1

Capítulo 452: Cuando hacían el amor llamaba el nombre de otra mujer 2

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