Cynthia retractó la mirada, bajó la cabeza y preguntó:
—¿Qué cosa?
—Es sobre tu tío Elio.
Dijo Elijah.
Como Fernanda era la mujer de su mejor amigo, también sabía algo sobre ella. Originalmente le prometió a Cynthia investigar los asuntos de Alain, pero al final se enteró de los asuntos de Elio.
No conocía el rencor entre Elio y Alain, solo sabía que Elio estaba en problemas.
Y Cynthia, como hija de Fernanda y sobrina de Elio, debería saberlo o ayudarlo.
Como estaba cerca, Alain también escuchó la voz de Elijah en el teléfono. Movió los ojos hacia el rostro de Cynthia, queriendo ver cuál era su expresión, se preguntaba si se pondría descontenta por los asuntos de Elio, pero Cynthia tenía la cabeza gacha, eso le impedía ver su cara.
Cynthia ya había visto la noticia antes, así que lo sabía. Las fluctuaciones en su estado de ánimo habían pasado hacía mucho tiempo. Además, con la presencia de Alain, tampoco mostraría ninguna emoción visible.
Se movió unos pasos hacia el costado de la carretera, alejándose de Alain. No quería alejarse de él, pero no quería que escuchara la voz de Elijah.
Seguía con la cabeza agachada, se miró los pies y dijo:
—Estoy enterada de ese asunto, no preguntes más, tampoco intervengas, no estoy en la Ciudad C, necesito que me eches una mano con las cosas de la fábrica.
—Es tu tío...
—Elijah.
Cynthia lo interrumpió, obviamente era un tono de no queres seguir este tema.
Elijah tampoco era estúpido, al notar su rechazo, se detuvo.
Cambió de tema:
—Si no estás en la Ciudad C, ¿en dónde estás?
—Me he ido para asistir a una boda de un amigo, volveré pronto.
—Vale, no te preocupes por la fábrica.
Cynthia asintió y dijo:
—Adiós.
Colgó el teléfono y lo guardó en su bolso, luego miró hacia arriba para encontrarse con la mirada de Alain. Él la estaba mirando con sus ojos profundos.
Parecía estar explorando o estar fingiendo ser indiferente.
Estaban cercas el uno del otro, debía haber escuchado la voz de Elijah.
Cynthia tenía miedo de que lo malentendiera, así que explicó:
—Cuando recibí esas fotos, temía que alguien te estaba apuntando, por eso le pedí que investigara sobre tu situación…
«Por eso me enteré lo de Elio», no dijo esta última parte. Elio parecía una barrera que había entre ellos, se sentía mal nada más mencionando ese nombre.
Alain frunció los labios, sabía lo que le preocupaba, él tampoco quería mencionarlo, no quería que alguien sin importancia arruinara el ambiente bonito que tenían ahora mismo.
Preguntó con una sonrisa:
—Entonces, ¿estás preocupada por mí? ¿Tienes miedo de que esté en peligro?
Cynthia lo miró.
—Me preocupan los niños, después de todo están contigo.
Alain se acercó y la tomó por los hombros.
—¿Es tan difícil admitir que te preocupas por mí?
Cynthia apartó la cara, pero Alain no se lo permitió, la tomó de la barbilla para que lo mirara.
—Dime, ¿me echaste de menos?
—No.
Cynthia se negó deliberadamente.
En realidad, le echó mucho de menos durante este tiempo, muchísimo.
—¿De verdad?
Él tiró de las comisuras de sus labios con una expresión de incrédula, porque recordó que fue bastante entusiasmada esa noche.
—No.
De repente, Cynthia se giró de lado y abrazó su delgada cintura, estuvo cansada y estresada durante este tiempo.
—Mis días han sido agotadores.
Él le acarició la espalda, sabiendo que tenía que soportar más que él.
—¿Qué tal si nos quedamos a vivir en la Ciudad C? Cuando regresemos, compraré una casa más grande. Así viviremos toda la familia juntas.
—¿Podemos hacer eso?
Realmente no quería volver a la Ciudad B, aunque ninguno de ellos mencionara a esas personas o esas cosas, viviendo en ese lugar era inevitable escuchar cosas del pasado.
Después de todo, las cosas sucedieron en esa ciudad, mucha gente estaba enterada, lo que dejaba a muchos con la libertad de hacer comentarios.
Cynthia tenía preocupaciones, después de todo, la carrera de Alain estaba en la Ciudad B.
—¿Y la empresa?
—Contrataré a alguien para que se encargue.
Él se rio.
—Yo me quedaré en la Ciudad C para acompañarte a ti y a los dos niños. Si al final no es factible eso. Puedo dejar que me mantengas. De todos modos, ahora tienes la capacidad de mantenerme.
Cynthia le puso los ojos en blanco.
—¿Qué dices? No tengo la capacidad de mantenerte.
—Pues comeré menos. De hecho, no necesito que me prepares otra habitación, compartiré una habitación contigo, solo tienes que hacer un huequito en tu cama. De todas formas, no ocupo espacio, no te costaré mucho dinero.
Cynthia:
—...
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