¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 701

Henry salió de la oficina y cerró la puerta, mirando el número en su mano, su rostro se puso extremadamente amargado.

Porque sabía muy bien de quién pertenecía este número.

—Henry. La secretaria salió de la despensa, vio a Henry y lo saludó.

Henry estaba tan absorto que no se dio cuenta de que alguien se acercaba, de repente, le dio un gran susto cuando le llamó.

—¿De dónde saliste?

—De despensa. ¿Por qué estás tan concentrado? Al mismo tiempo intentó a mirar el papel que tenía en su mano.

Henry lo tapó y dijo, —¿A ti qué te importa? Ve a trabajar.

La secretaria lo miró, —Ya no me interesa verlo, supongo que se trata de un trabajo difícil, pues mírate, te ves muy pálido.

Henry inmediatamente se tocó su cara, —¿En serio?

La secretaria lo ignoró y regresó a su puesto con agua.

Henry no insistió y caminó hacia el ascensor. Miró a su alrededor, cuando se aseguró de que no había nadie, entró al cuarto de escaleras que estaba al lado del ascensor y sacó su teléfono móvil y marcó ese número.

Nadie respondió a la llamada y Henry siguió marcando con mal humor.

Después de la tercera llamada se contactó.

Henry preguntó enojado, —¿Qué quieres hacer?

—¿Por qué estás tan enojado? Estaba nadando, y no traje mi celular. Me da mucho miedo si me hablas así. Estefanía vestía una manta blanca y estaba sentada en un sillón reclinable, —¿Para qué me llamas tan urgente?

Henry apretó los dientes. —¿No sabes lo que hiciste?

Estefanía se rio, —Realmente no sé de qué hablas, si te refieres a que le envíe mensajes a la esposa de tu jefe, entonces sí lo admito, ¿y qué?

—¡Detente por favor!

—Ok, ayúdame a invitar a tu jefe que se reúna en el Hotel Hyatt...

—¡Ni lo sueñes! Antes de que terminara de hablar Estefanía, Henry la interrumpió bruscamente.

Estefanía se recogió el pelo, —Si no estas de acuerdo, entonces tienes que continuar a contarme el paradero de tu jefe todos los días y seguiré mandando mensajes a su esposa, ¿parece que ella esta a punto de dar a luz? ¿Podría recibir tantos golpes?

—¡Ya es suficiente! —exclamó Henry—. ¿Qué diablos quieres hacer?

—¿Qué quiero hacer? Se rio Estefanía y luego dijo con frialdad, — Él mató a mi papá y metió a mi hermano en la cárcel.

—¡Fueron ellos que cavaron sus propias tumbas!

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