¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 721

Cristián llegó hasta una esquina y sacó del bolsillo un cigarrillo para sostenerlo con la boca.

Lo encendió de manera poca veterana.

Chloe se quedó sorprendida viéndole fumar porque rara vez lo encontró estar tan irritado que tener que aliviar su dolor recurriendo a una manera poca habitual.

«No es un fumador.»

Frente a las interrogaciones casi diarias por parte de su abuela, que estaba ansiosa por verlo casado con hijos mientras no podía hacerlo solo, ¿cómo podría mantenerse tranquilo?

No quería verlo tan aniquilado, entonces Chloe se marchó. No volvió tampoco al cuarto de Lourdes, porque no sabía cómo soportar la abrumadora ansiedad que sentía la señora por los nietos.

Llegó sin ningún plan, pero este viaje le hizo darse cuenta de un problema delicado entre ellos, el que, sin hijos, no podrían vivir juntos a largo plazo.

«Cristián podría aceptar el matrimonio sin hijos, pero no lo permitiría su abuela.»

Sentada al banco del parque, sacó su teléfono para llamar a Cristián y éste no la contestó hasta varios segundos después.

«Durante el tiempo de retraso con que me recibe la llamada, estará ajustando su estado de ánimo o apagando el cigarrillo.»

—Hola, Chloe, ¿cómo andas? —dijo Cristián en un tono tranquilo.

«Por su voz tranquila, pensaré que está ahora de buen ánimo, pero sé que no es así. Está intentando mantenerse calmado.»

—Hola, Cristián —dijo Chloe en un tono poco animado—. Nada importante, pues…

—¿Qué quieres decir?

Con la cabeza arriba, Chloe se esforzó por no dejar caer las lágrimas que se detuvieron en sus ojos. Quería romper con él, pero no podía hacerlo, porque sabía claro que sentía algo por él y éste a ella también.

—¿Por qué no hablas? ¿Me extrañas? —sonrió Cristián.

—Pues no sé cómo explicarte —murmuró Chloe.

Se levantó del banco y tiró el ramo de flores a la basura.

—No tengo nada importante, tengo mucho que hacer hoy, otro día hablamos, ¡chao!

—Para —dijo Cristián precipitado.

—¿Qué quieres?

—¿Vas a despedirme sin darme un beso dulce? —dijo Cristián sonriendo.

—¿Podrías comportarte más maduro? —dijo Chloe con cierta impaciencia mientras se metió al taxi.

—¿Piensas que no soy maduro? —detuvo por un momento y añadió—. Sí no lo soy, pero me comporto así sólo delante de ti.

Escuchando sus repentinas confesiones, Chloe se sintió de pronto ahogada por un dolor inexplicable por parte de su corazón.

—Señorita, ¿a dónde vamos? —preguntó el taxista.

—¿Dónde estás? Chloe, ¿por qué andas en un taxi?

—Voy de visita a un cliente —explicó Chloe—. Cristián, tengo trabajo, otro día hablamos.

—Vale, tranquila —dijo Cristián sonriendo—. Te extraño mucho, Chloe. Cuando Lourdes se encuentra mejor, volveré a tu lado.

—Vale —dijo Chloe en voz baja—, hasta luego.

Colgado el teléfono, Chloe se quedó de pronto aniquilada. Las olas de dolor la empujaron una tras otras hacia su corazón con tanta violencia que no podía casi respirar. Quería llorar, pero se contuvo. Bajó su cabeza cubriendo su rostro con las manos.

—¿A dónde vamos? —repitió el taxista.

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