Cualquiera con dos dedos de frente podía ver que a Bruno le gustaba Julieta. Si Sira decía cualquier tontería y enfurecía a Bruno, hasta podría ser vetada.
"Lo siento, Sr. Montoya, lo siento..." Paula se disculpaba sin parar y luego se llevó a Sira del salón.
El salón quedó en calma, pero el ambiente estaba un poco raro.
Esa era la primera vez que Julieta veía a Bruno enfadado, era tan temible como decían los rumores.
Bruno se volvió y vio a Julieta viéndolo boquiabierta. Inmediatamente suavizó su tono y dijo, "Perdón, te asusté".
"No, no me asustaste." Al recordar las palabras que Bruno le había dicho a Sira, Julieta se sintió un poco incómoda. Señaló la caja de regalo frente a ella, "¿Esto es para mí?"
Bruno asintió y luego abrió la tapa de la caja, hablando en voz baja dijo: "Sí, ¿te gusta?"
Echó un vistazo a las joyas en la caja y frunció el ceño: "Son bonitas, pero siempre hay algo detrás de un regalo, ¿qué pretende, Sr. Montoya?"
Bruno se acercó al oído de Julieta y le dijo; "Por supuesto que... Me gustas."
Julieta se ruborizó y lo empujó.
¿Este tipo hablaba en serio?
¿Pensaba que era una de esas chicas que caían fácilmente ante palabras dulces?
Qué ingenuo.
Julieta echó un vistazo a Bruno y devolvió el regalo a la caja, "Este regalo es demasiado valioso, no puedo aceptarlo Sr. Montoya."
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