Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1033

"Me dijiste aquí que me amarías por el resto de tu vida, que te quedarías conmigo para siempre y nunca me dejarías", murmuró él mientras algo ardía débilmente en sus ojos oscuros.

Ling Yiran se estremeció. En ese entonces, él había estado de pie en el salón de duelo en medio de la noche, lleno de una sensación de soledad y vulnerabilidad que hizo que el corazón de ella se rompiera.

En ese momento, ella lo encontró aquí en medio de la noche. ¡Mirando la manera que él estaba, ella solo quería dar todo lo que tenía para protegerlo!

Si él estaba inseguro, ella haría cualquier cosa para darle una sensación de seguridad.

No importaba si tenía que decir repetidamente que lo amaba o actuar como si no tuviera recuerdos de su pasado con Gu Lichen durante su infancia, incluso si ella lo recordaba.

Al verlo de esa manera, ella había estado... dispuesta a hacer cualquier cosa por él.

'Ahora...'. Ling Yiran miró a Yi Jinli con calma. "¿Y qué? ¿No dijiste que también me amabas? Luego dijiste que ya no me amabas y que querías terminar conmigo. Tú te retractas de tus palabras cuando quieras".

"Si no me retracto de mis palabras, ¿harás lo mismo?", preguntó Yi Jinli.

"¿Nunca has escuchado que lo que está hecho no se puede deshacer?", replicó ella.

"¡No existe tal cosa! Puedo deshacerlo todo, no importa lo difícil que sea", dijo él, frotando sus mejillas contra la palma de sus manos. "¿Sabes por qué lo hice? Tenía miedo de amarte demasiado y repetir los errores de mi padre. Tenía miedo de no poder controlar mi vida...".

Su voz sonaba débilmente en el salón de duelo. Él le dijo las palabras que nunca le dijo a nadie y los miedos que mantuvo ocultos por mucho tiempo.

Los ojos de él se oscurecieron. "¿No quieres que volvamos a estar juntos?".

"¡No, no quiero!", le respondió ella afirmativamente. "Me amas, así que quieres que vuelva a estar contigo, pero ¿y si fuera alreves? Si yo te amará, pero tú ya no lo hicieras, ¿dirías que sí si quisiera volver contigo?".

Los finos labios de él estaban apretados en una línea estrecha.

Mirándolo, ella continuó: "No, ¿verdad? ¡Si no me amaras, entonces no me mirarías aunque me arrodillara y te suplicara!".

"No es el caso...". A él le tomó algún tiempo decir esto.