Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 109

Resumo de Capítulo 109: Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante

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“No es nada.” Dijo Yi Jinli suavemente como si no sintiera nada de dolor, “¿Cuánto tiempo va a tomar llegar al hospital?”

“Unos quince minutos,” dijo Gao Congming.

En su estado actual, la Señorita Ling definitivamente no podía ir a un pequeño hospital ordinario. Ella debía ir a uno de los grandes hospitales de la ciudad.

Cuando el carro llegó al hospital, Gao Congming finalmente descubrió los ingredientes de la droga que le habían dado a Ling Yiran.

Los doctores habían estado en contacto con ellos en el camino, y todos eran médicos muy respetados.

Si alguien viera a los doctores ahí presentes, quedarían estupefactos. Debería suceder un evento de gran magnitud para que estos médicos se juntaran en tan poco tiempo.

Sin embargo, los doctores estaban mirando la lista de la receta de la droga y dando una consulta de urgencia a una mujer que estaba usando ropa barata la cual había sido hecha trizas.

“No hay mayor problema. Denle un tranquilizante y dejen que sude hasta que su cuerpo expulse la droga. Debería ser suficiente. Mientras esta droga no se consuma en grandes dosis por un largo tiempo, no va a tener efectos a largo plazo en el cuerpo,” dijo uno de los médicos más famosos. “Adicional, ella puede tomar medicina por los próximos tres días para acelerar el metabolismo de su cuerpo.”

“Entonces denle el tranquilizante rápido,” dijo Yi Jinli.

Poco después, un sedante fue inyectado en el cuerpo de Ling Yiran, y ella inmediatamente se tranquilizó como si se hubiese quedado dormida.

Viendo esta situación, Yi Jinli finalmente soltó un suspiro de alivio.

“Mas no tenemos la información clínica de esta droga, por lo que no sé si le inyectamos suficiente sedante. Si ella continúa presentando los mismos síntomas que antes, me temo que vamos a tener que darle otra dosis,” dijo el doctor.

Luego de que el médico saliera de la sala, Yi Jinli le ordenó a Gao Conming, “Ve y vigila la entrada.”

Sin embargo, quien dormía no contestó su pregunta.

Yi Jinli se sentó en silencio junto a la cama y simplemente la miró. Era como si esta era la única forma para que él se sintiera tranquilo. Él no podía sentirse seguro cuando había otros cuidando de ella.

Pasado un rato, el cuerpo de ella, el cual había estado inmóvil, repentinamente se movió de nuevo, y un sonido vago salió de su boca.

Yi Jinli frunció el ceño ligeramente y se inclinó, tratando de limpiar las gotas de sudor de su frente.

Pero cuando se acercó a ella, sus ojos se abrieron de pronto, y ella rodeó sus brazos por su cuello.

Sus mejillas seguían rojas, e inclusive sus labios parecían estar teñidos de bermellón. Era como si sus oscuros ojos almendrados estuvieran cubiertos por una gaza, borrosos pero hermosos.

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