Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1143

¡Primero él debía seguir su corazón para tomar una decisión!

Ling Yiran no supo cómo responder a las palabras de Gu Lichen, y el silencio se hizo eco entre ellos.

En ese momento, el asiento al lado de Ling Yiran se quedó vacío porque un pasajero se levantó para bajar del autobús.

"¿No quieres sentarte? ¿O quieres quedarte de pie conmigo?", preguntó Gu Lichen.

Ling Yiran frunció los labios y se sentó en el asiento. Al menos si ella se sentaba mientras él estaba de pie, la distancia entre ellos no sería tan estrecha y la presión tampoco sería tan evidente.

Sin embargo, un momento después, se retractó por completo de lo que pensó antes.

Gu Lichen se acercó a su asiento y apoyó las manos en el asa del asiento. Él era alto. Mientras lo hacía, su espalda naturalmente se dobló levemente y parecía que la estaba aprisionando en sus brazos.

Ling Yiran solo podía bajar la cabeza torpemente y mirar hacia abajo, tratando de ignorar a Gu Lichen que estaba parado a su lado.

Sin embargo, estaba a una docena de estaciones de donde vivía, ¡al menos a 40 minutos!

Ling Yiran simplemente cerró los ojos y fingió quedarse dormida.

Gu Lichen miró a la figura sentada en el asiento. Desde su punto de vista, podía ver su cabello negro, sus cejas arqueadas, sus ojos cerrados y la punta de su nariz pequeña... Ella se veía tan adorable.

¿Cuándo se enamoró de ella y se sintió atraído por ella?

Sí, fue por su apariencia al principio, pero después, él parecía haber comenzado a anhelarla gradualmente día y noche.

Mientras el autobús avanzaba, Gu Lichen mantuvo su mano entre la cabeza de Ling Yiran y la ventana para evitar que se golpeara la cabeza con la ventana de vidrio.

Cada vez que su cabeza chocaba contra su palma, una leve sonrisa aparecía en las comisuras de su boca.

¡Era tan cálido y armonioso!

Cualquiera podía ver el inusual cariño en los ojos del hombre.

Ling Yiran se despertó repentinamente cuando el autobús llegó a la terminal, y el altavoz continuó emitiendo el sonido para indicar a todos los pasajeros que se bajaran del autobús.

¿Se quedó... dormida? ¡Lo había fingido antes, pero no esperaba quedarse realmente dormida!