Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1204

Cuando llegó al hospital y mencionó el nombre de Qin Lianyi en la recepción, lo que al principio era algo incierto finalmente se hizo realidad.

Qin Lianyi estaba gravemente herida y acababa de salir de la sala de emergencias. Seguía en observación en la sala de cuidados intensivos. Solo podría ser transferida a la sala general una vez que pasara por el período crítico.

Todo frente a Ling Yiran parecía tornarse gris. Cuando llegó a la sala de cuidados intensivos, vio al Señor Qin y a la Señora Qin de pie junto a la pared de vidrio. Estaban llorando mientras miraban dentro.

Al no haber visto a los padres de Lianyi durante más de cuatro años, Ling Yiran nunca pensó que los volvería a ver en un lugar como este.

'Lianyi... Lianyi está ahora ...'.

Las piernas de Ling Yiran estaban temblando. Tenía miedo de subir y ver cómo se veía Lianyi detrás de la pared de vidrio. ¡Tenía miedo de no poder soportar la vista!

Paso… a paso...

La corta distancia se hizo demasiado lejana.

Cuando finalmente se acercó a la pared de vidrio, Ling Yiran vio a Qin Lianyi acostada en la cama del hospital a través del vidrio.

¡En un instante, Ling Yiran rompió a llorar!

'¿Esa es Lianyi? ¿Es Lianyi?’. La persona en la cama del hospital tenía tubos por la nariz y una gasa gruesa envuelta alrededor de su cabeza mientras permanecía inmóvil. Si no fuera por los números cambiantes en las máquinas junto a ella, la gente incluso pensaría... ¡que estaba muerta!

"Yo... solo quiero saber qué le pasó a Lianyi y si hay algo que pueda hacer para ayudar". Ling Yiran sollozó mientras hablaba.

La Señora Qin espetó: "¿Ayudar? ¿Qué puedes hacer para ayudar? Eres una antigua convicta. No eres doctora ni policía. ¿Qué puedes hacer? ¿Tratar a Lianyi? ¿O ayudar a Lianyi a encontrar al culpable?".

Ling Yiran apretó los dientes. No podía contradecir las palabras de la Señora Qin.

¡No, todo lo que podía hacer era mirar a la herida Lianyi sin hacer nada para ayudar!

El Señor Qin estaba más tranquilo que la Señora Qin. Tomó la mano de su esposa y le dijo: "Está bien, deja de hablar de eso. ¿De qué sirve decírselo?".