Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1222

Por la noche, ella se quedó profundamente dormida en su propia habitación. Después de esta noche, ella dormiría en la habitación de él.

Yi Jinli se sentó junto a la cama, mirándola mientras dormía. La luz de la luna, parecida a la de Mercurio, caía sobre él a través de la ventana, haciéndolo lucir como una estatua, tan hermoso pero a la vez un poco melancólico.

Era como si hubiera millones y millones de preocupaciones ocultas en sus ojos.

Después de mucho tiempo, sus pestañas se movieron levemente. Bajó la cabeza y sus labios se posaron en el dorso de la mano derecha de ella. Fue un beso sincero y cariñoso.

"Yiran, ¿sabes cuánto te amo?", murmuró hacia ella.

No importa cuánto intentara engañarse a sí mismo, no tenía forma de engañar a sus sentimientos.

Él siempre la había amado... muy profundamente.

***

Ling Yiran pensó que le sería difícil dormir en su primera noche en la Residencia Yi, pero durmió plácidamente.

Cuando abrió los ojos, vio una fila de sirvientas junto a la cama. Cada una de ellas sostenía algo diferente. Había ropa, zapatos, calcetines, joyas y varios productos cosméticos.

Ling Yiran se estremeció de sorpresa. Había estado un poco somnolienta, pero ahora estaba totalmente despierta.

"¿Ustedes…?".

"El Joven Amo Yi nos pidió que la ayudemos a vestirse hoy, Joven Señora", dijo una de las principales sirvientas.

Ling Yiran casi se sorprendió por el apelativo de ‘Joven Señora’.

Joven Señora... Parecía ser la primera vez que la llamaban así.

¡Era como si... llevaran atuendos a juego! ¿Era un accidente o una coincidencia?

"Ven, desayuna primero. Iremos a la Oficina de Asuntos Civiles más tarde", dijo Yi Jinli.

Ling Yiran asintió con la cabeza y caminó hacia la mesa. Yi Jinli le pidió a la sirvienta que le sirviera el desayuno a Ling Yiran. Era un desayuno al estilo chino. Leche de soja, wontons y pastelitos al vapor, todo lo que a ella le gustaba.

Ling Yiran no podía evitar mirar a Yi Jinli mientras desayunaba.

Vestido de blanco, él parecía el Príncipe Azul de aquellos cuentos de hadas. Su rostro definido y rasgos delicados hacían casi imposible detectar un defecto en él.

'¿Voy a... casarme realmente con él?'.

Había pasado tantas cosas en esos últimos días que a ella le parecía todo muy irreal.