Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1398

Él todavía recordaba la vez que había regresado al hospital para su seguimiento. Ziyin se acercó a él con una sonrisa y le dijo: "Me he enterado por casualidad que fuiste la persona a la que salvé. ¡Es genial saber que te estás recuperando bien!".

En ese momento, él se enteró del tipo de persona le había donado su médula ósea.

La primera vez que encontraron un donante adecuado en el banco de médula ósea, la persona se negó a donar cuando el doctor le llamó para preguntar.

En ese momento, solo había sentido que el mundo entero se había oscurecido. Tenía tantos asuntos pendientes por los que no quería morir todavía.

Finalmente, el banco de médula ósea encontró otro donante que coincidía con él. Mientras esperaba la respuesta, sintió el temor de ser rechazado nuevamente.

Se dio cuenta de que mantenerse con vida era un privilegio. Necesitaba la piedad y la donación de los demás.

Tenía miedo de ser rechazado de nuevo.

¡Estaba aterrorizado!

Sin embargo, el hospital le dio buenas noticias después. Esa persona había prometido donar sin condiciones y dijo que cooperaría.

Su corazón se había llenado de gratitud e incluso pensó en agradecerle en persona.

Sin embargo, había sido una donación anónima y la persona no tenía intención de revelarse. Solo le pidió al doctor que le diera un mensaje. "Vive una buena vida. ¡Tal vez nos encontremos entre la multitud algún día!".

Entonces, cuando Ziyin apareció frente a él, vio a la mujer que lo había salvado del borde de la muerte. Juró utilizar todo su poder para proteger a esta amable mujer.

Podía darle a ella lo mejor del mundo. Si Ziyin lo amaba, también podría darle un título, honor, riqueza y la vida que ella deseaba.

Sus ojos miraron fijamente al hombre frente a ella, y su voz ronca casi deslizó las palabras a través de sus dientes. "Ye Wenming, nunca supe que podía odiar tanto a una persona. ¡Te odiaré por el resto de mi vida!".

Cuando terminó de hablar, su frente fue presionada contra el suelo.

Con un solo golpe, le lastimó la frente y destrozó su dignidad al mismo tiempo.

Ella había pensado que podría ser indiferente a él hasta el final de su vida.

Había esperado que todos sus rencores se disiparan con su muerte. Todo lo que ella le pedía era que fuera más amable con su hijo y que Pequeño Yan pudiera ser más feliz.

Sin embargo... ahora se daba cuenta de que no podría lograrlo.