Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1982

El número de internautas interesados ​​en el tema aumentó y la publicación se volvió viral.

Qin Lianyi se quedó boquiabierta cuando leyó la publicación. Aunque la publicación no nombraba a nadie, habían descubierto todo sobre ella y Bai Tingxin.

Además, la publicación ahora era tan viral, pero Bai Yulai no negó nada, aparentemente confirmando lo que los internautas habían descubierto.

Qin Lianyi no pudo evitar recordar la extraña llamada telefónica de Bai Yulai hoy. '¿Se estaba disculpando... por esto?’.

'Pero... el bebé en mi vientre no tiene nada que ver con Bai Yulai. ¿Por qué diría eso?'.

Ling Yiran levantó la mirada para ver que Bai Tingxin también tenía un teléfono mientras miraba la publicación popular. Su apuesto rostro parecía sombrío.

El corazón de Qin Lianyi de repente pareció haber dado un vuelco.

"Tingxin... El bebé en mi vientre realmente no es de Bai Yulai. Juro que no pasó nada entre nosotros...". Qin Lianyi trató de explicar ansiosamente.

Sin embargo, Bai Tingxin solo miró al secretario y dijo: "Sal y rechaza a todos los que están pidiendo una entrevista. ¡Además, diles a los empleados de la compañía que sepan lo que deben y no deben decir!".

"Sí", respondió el secretario y rápidamente salió de la oficina.

De repente, la enorme oficina volvió a quedar en silencio.

Estaba tan silencioso que Qin Lianyi podía sentir su propia respiración y los latidos de su corazón.

"¿La forma en que me veía hace un momento te asustó?". Su rabia se calmó cuando se dio cuenta. Se levantó y dijo: "Haré que alguien te lleve a casa para evitar a esos reporteros. Espera a que yo...".

Sin embargo, antes de que él pudiera dar más de dos pasos, de repente ella tomó su mano. "No tengo miedo de cómo te veías hace un momento. ¡Solo tengo miedo de que me malinterpretes!".

Ella se armó de valor y lo dijo. Luego, respiró profundamente dos veces. ¡Sí, su mayor temor era que tuvieran otro malentendido!

Ella agarró su mano con un temblor. Era como si tuviera miedo de que las cosas volvieran a ser como eran cuando tenían tantos malentendidos si lo soltaba.

La mirada de Bai Tingxin pasó de su mano temblorosa a sus pálidas mejillas. Los ojos redondos de ella estaban empañados, haciendo que le doliera el corazón.