Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 1996

De manera similar, Tang Rushan estaba obligando a Tingxin a elegir nuevamente.

Si... Si Tingxin elegía a Tang Rushan, ella pensó que no lo culparía. Después de todo, Tingxin había hecho mucho por ella.

"Parece que estás tratando de ser la próxima Gao Manlin". Bai Tingxin de repente sonrió. "¿Olvidaste lo que le pasó a Gao Manlin?".

La expresión de Tang Rushan cambió instantáneamente y dijo: "No soy tan estúpida como ella. Ella perdió a toda la familia Gao".

"Eres incluso más estúpida que ella", dijo Bai Tingxin con pereza mientras sus ojos se volvían cada vez más fríos. "Ya que la familia Tang tiene el descaro de conspirar contra mí, deberías estar preparada para caer. Quizás el próximo año en este día, la familia Tang ya no existirá en Ciudad J".

"Tú...". La expresión de Tang Rushan se contorsionó instantáneamente. "Bai Tingxin, eres demasiado engreído".

Bai Tingxin la ignoró y se fue con Qin Lianyi.

Una vez que subieron al coche, Qin Lianyi le preguntó a Bai Tingxin: "¿Tienes confianza sobre lo de mañana?".

Él la miró y dijo: "No sabremos quién ganara hasta el último minuto. Solo puedo decir que hice lo mejor que pude".

Ella se mordió el labio ligeramente. "Entonces... ¿qué pasará si pierdes?".

"Me echarán de la junta directiva y tendré que dejar la compañía. Mis acciones se diluirán y podría terminar sin dinero y poder. Cuando eso suceda...".

En la reunión, Qi Yueyun y la familia Tang se dieron la mano como era de esperar. En conjunto con varios accionistas importantes y las acciones que tenían, su porción ya era un cinco por ciento más alta que la de Bai Tingxin. Bai Tingxin perdería, al menos que hubiera sorpresas inesperadas.

Tang Rushan le dijo a Bai Tingxin de forma engreída: "Te dije que perderías hoy. Tuviste la mejor oportunidad ayer, pero no la aprovechaste".

"¿En serio?". Bai Tingxin sonrió. "Creo que es mejor que la familia Tang se mantenga neutral".

"¿Qué pasa? ¿Estás suplicando clemencia?", preguntó Tang Rushan con arrogancia. Ella pensó para sí misma: '¿Y qué si es terco? ¿No está suplicando clemencia al final?’.

Bai Tingxin no dijo nada, sino encendió la pantalla LCD en la sala de reuniones. Hizo que el secretario lo conectara a la computadora. Una noticia de última hora sobre la familia Tang llamó inmediatamente la atención de todos.