Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 2376

"Tienes razón, pero hay tantos hospitales psiquiátricos en el país. Si los investigamos uno por uno...", dijo Zhuo Qianyun presa del pánico.

'¿Sería posible? ¿Cómo podría una mujer como Xia Xi estar en un hospital psiquiátrico? ¿Xia Xi... se ha vuelto loca?’.

Ling Yiran dijo: "Buscaremos en los hospitales en la ciudad de Xia Xi primero que en las ciudades cercanas. Si tenemos su nombre y foto, será más fácil para nosotras con tal de que no su identidad esté siendo ocultada. Deberíamos comenzar a buscar primero. Si aún no podemos encontrarla, buscaremos una manera de hacer que Yan Qiongying nos lo diga".

"¡Yiran, gracias!", dijo Zhuo Qianyun con gratitud.

Si no hubiera sido por su mejor amiga, todos sus esfuerzos serían inútiles. Habría dejado que Yan Qiongying fuera puesta en libertad condicional y huido al extranjero con el dinero sin obtener ninguna información sobre dónde estaba Xia Xi.

Después de todo, a juzgar por la dirección falsa que Yan Qiongying le envió por mensaje de texto, no tenía intención de decirle dónde estaba Xia Xi en primer lugar.

"Puedes agradecerme cuando encontremos a Xia Xi", dijo Ling Yiran. Metió a Zhuo Qianyun en el coche y llevó a Zhuo Qianyun de regreso al apartamento.

Ye Wenming estaba en el apartamento. Cuando vio regresar a Zhuo Qianyun, preguntó: "¿Cómo estuvo? ¿Yan Qiongying te dijo dónde está Xia Xi?".

Zhuo Qianyun sacudió la cabeza.

Ling Yiran dijo: "En un momento de desesperación, Yan Qiongying dijo que Xia Xi está en un hospital psiquiátrico. Buscaré a todos los pacientes en hospitales psiquiátricos en todo el país para ver si puedo encontrar a Xia Xi. Por favor, cuida de la Hermana Zhuo. Su salud…".

"Prestaré atención la próxima vez", dijo ella.

Él apretó sus delgados labios, la llevó al baño y dijo: "Quédate aquí y no te muevas. ¡Iré a buscar tu ropa!".

Fue al armario, tomó su ropa y la puso en el baño. Después de encender el calentador, dijo: "Está bien, dúchate. Te esperaré afuera".

Una vez que se cerró la puerta del baño, Zhuo Qianyun se miró en el espejo. Su rostro estaba pálido, sus cejas estaban fruncidas y sus ojos estaban llenos de preocupación.

Ye Wenming estaba bien en regañarla. ¡Si volvía a caminar tan distraídamente, el bebé en su vientre sufriría! Sin embargo, ella no podía evitar tener ideas tontas.