Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 251

En ese momento, Ling Luoyin solo podía enfocar todo su odio en Ling Yiran. Si no hubiera sido por Ling Yiran, ¡no habría sufrido tal humillación ese día!

¡Todo era culpa de Ling Yiran! ¡Tarde o temprano, se vengaría de Ling Yiran!

Ling Luoyin dijo amargamente en su corazón, pero en realidad, solo podía arrodillarse. Después de todo, no podía permitirse ofender a Yi Jinli. Además, Gu Lichen era su patrocinador ahora, por lo que no podía pelear con Gu Lichen.

Incluso quería ser la última novia de Gu Lichen.

Fue solo cuando se arrodilló frente a ella que Ling Yiran frunció ligeramente el ceño. Retrocedió un par de pasos y dirigió su mirada hacia el director, que parecía bastante asustado. Ella dijo, "Lo siento, Director. Me temo que no puedo participar en la escena de hoy. No es necesario que me pague. Me voy".

"Está bien...", respondió el director con un escalofrío.

Ling Yiran se dirigió directamente al camerino, lista para cambiarse el vestuario. Yi Jinli la siguió.

Cuando Gu Lichen miró de nuevo a Yi Jinli y Ling Yiran, un brillo agudo apareció en sus ojos de fénix.

Cuando Ling Luoyin los vio irse, quiso levantarse y dejar de arrodillarse y arrastrarse.

Sin embargo, Gu Lichen dijo ligeramente, "Continúa, no te dejé terminar. ¿Cuál es la prisa?".

Aturdida, Ling Luoyin miró a Gu Lichen y vio que su expresión era seria. Quería que ella siguiera arrodillándose y arrastrándose.

Si Yi Jinli le pidió que hiciera esto para defender a Ling Yiran, ¿qué pasaba con Lichen? ¿También estaba defendiendo a Ling Yiran?

Al pensar en esta posibilidad, Ling Luoyin sintió un pánico imparable. El sentimiento era mucho mayor que el miedo que había sentido al ver el rostro de Yi Jinli.

"¿Por qué me defiendes?", preguntó ella con curiosidad.

"Porque eres mi Hermana". Él sonrió como si ella le hubiera hecho una pregunta tonta. "Fuiste intimidada, así que por supuesto que voy a defenderte".

¿Hermana? La forma en que la llamó ‘Hermana’ solo la hizo sentir más molesta.

"No hay necesidad. No necesito que nadie me defienda", dijo, volteándose y entrando al camerino.

Incluso si él la había defendido esta vez, ¿qué pasaría la próxima?

Si solo dependiera de los demás, era posible que algún día ya no pudiera depender de ellos. Cuando llegara ese día, el golpe sería abrumador.