Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 274

El álbum de fotos contenía sus recuerdos más preciados.

Yi Jinli frunció el ceño sin saberlo. "¿Estás renunciando a tu vida por un álbum de fotos? Tuviste suerte ayer. Solo tienes algunos moretones en los dedos. ¿Y si realmente te hubieras quemado?".

"¡Este álbum significa mucho para mí!", dijo Ling Yiran.

"¿Puede ser más importante que tus manos? ¿Vas a perder tus manos solo para proteger un álbum de fotos?". La voz de él se hizo más profunda.

"Es muy importante. Incluso si mis dos manos se quemaran, todavía quiero quedármelo". Ling Yiran respiró hondo. Para ella, era un recuerdo y una obsesión en su corazón.

Fue el mejor afecto familiar que jamás había sentido y lo más feliz que ella jamás había sido.

La respuesta de ella lo puso pálido y sintió una oleada de ira en su pecho después de ver que ella no se valoraba a sí misma. A él le importaba más su cuerpo que a ella.

Le importaba lo suficiente como para no verla lastimada ni lo más mínimo.

"¿Dónde está mi álbum de fotos?", ella todavía le hacía la pregunta con entusiasmo.

Yi Jinli exhaló, se puso de pie, caminó hacia un armario no muy lejos y le entregó el álbum de fotos que estaba parcialmente quemado.

Ling Yiran exhaló un largo suspiro de alivio y abrió el álbum de fotos con cautela. Al mirar las fotos del álbum de fotos, sus ojos se pusieron rojos de nuevo.

Algunas de las fotos fueron completamente quemadas, otras fueron quemadas hasta los bordes y otras fueron parcialmente quemadas. Solo alrededor de una cuarta parte de las fotos seguían intactas.

"Entonces, de ahora en adelante, solo yo puedo verte cuando pierdas el control de esa manera", él se inclinó y le susurró.

Ling Yiran jadeó. Yi Jinli vio hacia abajo y miró una vez más a sus dedos que estaban cubiertos de gasa. "Si hay algún problema en el futuro, puedes decírmelo. No te apresures. Además, ahora que tu mano está así, te ayudé a solicitar un permiso de ausencia en el Centro de Servicios de Saneamiento, así que puedes descansar en casa unos días más".

¿Casa? Ella se quedó atónita por un momento. Luego ella sintió un rastro de amargura en su corazón. Ella no tenía hogar, o mejor dicho, no había hogar para ella en la ciudad.

"Siempre estoy pidiendo permiso. El líder probablemente lo encuentre problemático y me despedirá cuando llegue el momento", dijo Ling Yiran. Ella ya se había tomado unas largas vacaciones antes del Año Nuevo Chino.

Los barrenderos como ellos tenían sus responsabilidades como cada nabo a su hoyo. Si no iba a trabajar, significaba que los demás compañeros tenían que hacer el trabajo por ella.