Adicto a amarte: La esposa condenada del Jefe paranoico y dominante romance Capítulo 36

Aún si Hao Yimeng realmente pensaba que ella era en efecto mejor que los demás, era incapaz de decirlo en voz alta mientras la multitud que se agrupaba a su alrededor se había hecho más grande.

Hao Yimeng se enojó aún más, especialmente cuando vio que algunas de las personas reunidas habían sacado sus teléfonos y estaban grabando. Y sin embargo, en la superficie, debía mantener la compostura.

No había pasado mucho tiempo cuando más trabajadores del Centro de Servicios de Saneamiento, junto con personas enviadas por la policía, llegaron para ayudar a buscar el anillo.

Así pues, en un día helado, Hao Yimeng y Fang Qianmei estaban rodeadas de observadores mientras eran interrogadas por la policía, paradas junto a pilas de basura y respirando olas de gases tóxicos.

No hace falta decir que, el anillo nunca fue encontrado. Cuando la policía finalmente dejó ir a Hao Yimeng y Fang Qianmei, ambas estaban cerca de haberse sofocado con el hedor de los desechos.

“Yimeng, ¿qué vamos a hacer? Este incidente ha sido llevado a proporciones agigantadas. Ya ha sido declarado un caso criminal,” dijo Fang Qianmei nerviosamente cuando estaban de vuelta en el auto. “¿Quién diablos reportó el caso? Hasta la policía apareció.”

“Luego, le pediré a alguien que les notifique por adelantado y que dejen el caso sin resolver,” respondió Hao Yimeng, su rostro sombrío.

Comparado con el caso, ella estaba más preocupada por su imagen. Era una celebridad que era fotografiada con frecuencia en lugares de alta sociedad y sin embargo ahora había sido vista al lado de desechos.

Además, había muchas personas en la escena grabándola y ella temía que pronto se volviera tendencia. Hao Yimeng solo pudo apresurarse a llamar a su agente para que acallara todas las noticias relacionadas.

El cuerpo de Ling Yiran ya había sido envuelto por la hediondez de la basura. Aunque ya se había lavado las manos múltiples veces, un leve olor todavía quedaba en ellas. En cuanto a su cuerpo, aunque había cambiado el uniforme por su chaqueta de diario, el olor persistía.

“Esta gente rica es demasiado. Ellos pierden un anillo y nos torturan a nosotros. Si es un anillo tan caro, ¿por qué no lo cuidan mejor?” gruñó Hermana Xu.

Ling Yiran le dijo unas palabras de consuelo, luego recogió su bolso y salió del Centro de Servicios de Saneamiento.

Luego de la farsa de Hao Yimeng, regresó a casa más tarde de lo usual. Las farolas ya habían sido encendidas. El frío viento le sopló el rostro con un escalofrío y la pinchó.